En los últimos meses, estudiantes y docentes han sido testigos de hechos violentos que los vuelven vulnerables. Balaceras en las inmediaciones de las instituciones educativas, robos a planteles, menores sorprendidos con armas de fuego y recientemente el asesinato de una maestra a unos metros de una escuela son algunos de los eventos que han encendido las alarmas en el sector educativo de Morelos.
De acuerdo con el presidente de la Asociación de Padres de Familia del estado, Mauricio Miranda Villalba, la inseguridad no es un tema nuevo en el sector, pero sí es más recurrente, y aunque las autoridades educativas reconocen el problema, asegura, han sido rebasadas.
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"No saben cómo hacerle, la autoridad educativa local está más que rebasada, no ha sido capaz de tomar acciones al respecto", dice Miranda Villalba.
Es lamentable, dijo, que ni la Secretaría de Educación ni el Instituto de la Educación Básica del Estado de Morelos (IEBEM) "tomen cartas en el asunto para que las escuelas sean más seguras".
Hechos violentos como los registrados a mediados de noviembre en la Carolina, o balaceras en las inmediaciones de las escuelas en horario de clases provoca pánico en los padres de familia que, en ocasiones, deciden no enviar a sus hijos a clases con el propósito de prevenir una desgracia; sin embargo, es una decisión que poco ayuda a solucionar el problema; para Miranda Villalba, “los maestros no están capacitados para dar estas clases aún después de la pandemia”.
Necesario, fortalecer lazos familiares: Sandoval
Para el director de la Fundación Don Bosco, Antonio Sandoval Tajonar, la inseguridad en las escuelas no es exclusiva del sector público; “todas las personas están expuestas, incluyendo la comunidad educativa del sector privado”; por ello, dijo, la sociedad necesita de padres de familia presente, fortalecer los lazos e indagar en los problemas que se originan al interior de las familias, pues en la mayoría de las veces detonan en el salón de clases.
“Hay un proceso de descomposición social al que tenemos que hacerle frente porque lo que los niños y adolescentes reproducen es lo que aprendieron en sus hogares”.
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A la reconstrucción del tejido social, dice Sandoval Tajonar, deben sumarse los maestros, las autoridades de seguridad pública y medios de comunicación, para evitar que la violencia circule y esté al alcance de todos.
Los últimos años se ha fomentado una cultura violenta, por lo que, dijo, “regresar a los buenos valores, la paz y seguridad en el hogar no será una tarea sencilla”.
Adolescentes, expuestos a mayor contenido violento
De acuerdo con Sandra Huerta, psicóloga y orientadora de una secundaria privada ubicada en Jiutepec, hoy en día los jóvenes están expuestos a contenido que no es apto para su edad; “tratan de replicar lo que ven en redes sociales o los videojuegos bélicos, o ahora famosos retos virales”.
A través de pláticas que sostiene con estudiantes se percata que no existe un control por parte de padres de familia en el uso de plataformas como TikTok, Facebook o X (antes Twitter), redes sociales en las que es común obtener información e imágenes sensibles como asesinatos, desnudos y uso de armas de fuego, por mencionar algunos.
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Ahora, dice, los jóvenes de secundaria suelen ser más confrontadores y la mayoría está enterada de las últimas noticias relacionadas con la violencia.
Descomposición social
Eliacín Salgado de la Paz es titular del Instituto de la Educación Básica del Estado de Morelos (IEBEM); él sostiene que existe una descomposición social, por lo que exhortó a los padres de familia a apoyar a los alumnos a cumplir la misión que tienen en las aulas. “no es labor del docente detectar los problemas que hay en el hogar, pero esta profesión es tan noble que siempre está dispuesta a ayudar a sus alumnos. Como padres de familia no podemos permitir que la violencia y delincuencia nos quite a nuestros hijos”.
Insistió en que hoy más que nunca los padres de familia deben poner atención en lo que hacen, dicen, ven y escuchan los menores, además de promover la convivencia familiar y la confianza.
La inseguridad ya cobró la vida de la maestra Alejandra “N”, del municipio de Temixco, a principios de diciembre de este año tras resistirse a un asalto, en Cuernavaca; delincuentes dejaron a decenas de niños sin clases en la escuela primaria Valentín Gómez Farías, ubicada en Temixco, luego de que amantes de lo ajeno se llevaran mobiliario, documentos y rompieron las cerraduras de las puertas de esta institución para llevarse el material educativo.
También las escuelas han sido escenario para que grupos criminales coloquen mantas e incluso se enfrenten a balazos en las inmediaciones de los planteles escolares.
La situación no es ajena en el nivel medio superior y superior. En la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), campus Chamilpa, el 27 de septiembre personas ingresaron con el objetivo de llevarse el cajero automático ubicado en el edificio de rectoría. El robo de autos dentro del campus es habitual, al igual que los asaltos en las unidades académicas de Los Volcanes, en Cuernavaca.
En Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (Conalep) plantel Cuernavaca, los asaltos son comunes una vez que los estudiantes salen del turno vespertino con dirección a sus domicilios, en promedio por semana, se registran entre uno y dos casos.
En octubre padres de familia preocupados pidieron la suspensión de clases en la secundaria técnica número 18, luego de que un estudiante amenazó con ser el autor de una masacre con un arma de fuego.