Cada año los incendios forestales consumen grandes hectáreas de bosques. Por eso, desde el primer día del año -antes de la temporada de calor- comienzan a hacerse trabajos de prevención.
Los responsables son los brigadistas, quienes van sin descanso a los sitios de las conflagraciones. Algunos ya tienen amplia experiencia, pero cuando están frente al fuego es como si fuera su primera vez.
Antes de que llegue la temporada más fuerte realizan brechas cortafuego porque "duele ver cuando se queman lugares tan hermosos como los que ofrece la naturaleza", dice Donato Pérez Martínez, coordinador de Brigadas Contra Incendios Forestales.
Se le nota el orgullo de portar el uniforme amarillo intenso que destaca entre el follaje, con sus herramientas –las más rudimentarias por falta de recursos- y la enorme mochila en la espalda; el miedo más atroz, acota, es cuando el fuego se propaga en las laderas.
Explicó que año tras año hay una capacitación teórica y práctica para los brigadistas, aunque cada contingencia es diferente: “La temporada que viene será un poco crítica por los frentes fríos que nos están llegando, pues cuando caliente más el sol los combustibles se van a volver más secos en abril y mayo; en este tiempo ya tenemos que estar bien preparados para lo que se presenta”.
Donato Pérez aceptó que su trabajo, a lo largo de más de casi 30 años como “Zacatuche”, es por gusto, a pesar del miedo que deben superar en cada incendio, de no saber cómo será el día que van hasta el bosque “pero nos gusta atender las emergencias y enfrentarnos al fuego. Al fuego no hay que tenerle miedo, solo respeto".
Con toda su experiencia en el campo y frente al fuego, explicó que no es que cada año los incendios vayan en aumento, pues depende de muchas cosas, por ejemplo el clima y las condiciones de la superficie. Por ejemplo, en 2021 fueron muchas hectáreas consumidas más que otros años, pero fue por la zona y la geografía del terreno, pero la atención está puesta en Tepoztlán, Zempoala, Tetela del Monte y colonia del Bosque en Cuernavaca.
Lo más triste de todo, comentó, es ver el paisaje cuando el fuego lo ha consumido todo, dañando la planta, los árboles y los animales, “por eso es necesario hacer trabajos de prevención, no vamos a decir que con eso no se va a quemar, sí puede llegar, pero de alguna manera sirve para que el daño no sea tan fuerte.
Se quiera ver o no, el enemigo cada vez está más cerca de los centros urbanos, así lo demuestran imágenes de otras latitudes, y en Morelos estuvo a punto de ocurrir esto. Tan solo en 2021 se atendieron de manera coordinada entre las instituciones del Mando Unificado de Incendios 154 conflagraciones en áreas forestales: 145 de tipo superficial y siete de tipo superficial a subterráneo.
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