Uriel Carmona Gándara ya sabía que tarde o temprano lo iban a detener. Tenía avisados a sus colaboradores cercanos, sus escoltas, y hasta había una estrategia de manejo de medios que incluyó, por supuesto, la transmisión en vivo de su entrega a las autoridades que encabezaron en operativo que, por más de tres horas, se mantuvo fuera de su casa y provocó toda serie de comentarios en medios locales, nacionales, y en las redes sociales.
Desde las seis de la mañana, entre 30 y 50 elementos federales, estatales y de la Ciudad de México, se apersonaron al domicilio de la colonia Amatitlán, a unos metros del centro de Cuernavaca, armados en patrullas y una tanqueta de traslado para cumplir una orden de cateo y una de aprehensión en contra del fiscal morelense por el delito de retardo de la justicia en agravio de la sociedad guarda por la Fiscalía de la Ciudad de México en contra de Carmona Gándara.
El operativo duró casi nueve horas, lo que permitió al Fiscal hacer llamadas, buscar acuerdos, y dar avisar a medios de comunicación, particularmente nacionales, de lo que estaba ocurriendo fuera de su casa. En cada entrevista denunció casi lo mismo, una persecución política en su contra para proteger al gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, con quien tiene un enfrentamiento ya hace cinco años, y a quien se relaciona en por lo menos tres carpetas de investigación de la Fiscalía morelense.
"Soy un perseguido político", decía mientras hacía los últimos intentos por obtener una suspensión provisional a la orden de captura, protección que a la postre no llegaría.
Carmona habló con su esposa e hijos, con sus colaboradores, les explicó su decisión de entregarse y buscar una defensa jurídica ante lo que ya era inminente: “me van a detener, me van a llevar a la cárcel”. Ahí, en la casa que pertenece a su familia desde hace décadas y a la que pocos asuntos de trabajo llevaba el fiscal, estaba pegando el conflicto laboral más grave que había enfrentado.
El Fiscal todavía mantuvo contacto con la secretaría técnica y la dirección jurídica de su despacho. No tuvo mucho acercamiento con las otras áreas, ya antes les había advertido de la inminencia de su detención, que le quedó mucho más clara cuando el presidente, Andrés Manuel López Obrador, había criticado la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la que reconoce el fuero constitucional del Fiscal, lo que podría ser una garentía jurídica. La misma presidencia de la República había emitido un comunicado el 13 de julio de 2023 en que advertía: “el fuero constitucional del fiscal general de Morelos solo es aplicable para el caso de delitos federales, en términos del artículo 111, párrafo 5º de la Constitución, y no así de delitos del fuero común, como es el caso de las carpetas de investigación atraídas por la FGR en su contra por la posible comisión de delitos contra la procuración y administración de justicia previstos en el Código Penal para el Estado de Morelos”.
“Me piensan fabricar delitos”, había advertido Uriel Carmona a su personal de confianza desde hace más de una semana, y horas antes de su detención lo denunció abiertamente a los medios de comunicación.
La Fiscalía de la Ciudad de México había ya iniciado el procedimiento en contra de Uriel Carmona por retraso en la administración de justicia en agravio de la sociedad, derivado del caso de Ariadna Fernanda, víctima de feminicidio cuyo cadáver fue abandonado en la carretera Cuernavaca-Tepoztlán. La acusación contra el Fiscal de Morelos vino de la propia Claudia Sheinbuam, entonces jefa de gobierno de la Ciudad de México: el fiscal de Morelos intentó encubrir un feminicidio. El crimen se había cometido en la capital del país, Morelos inició proceso por los delitos cometidos en territorio estatal, particularmente el traslado y disposición ilegal de restos humanos, pero aseguró que con los datos de prueba que se tenían no podía determinarse que se trataba de un feminicidio. La versión fue apoyada directamente por el Fiscal Carmona.
➡️ ¿Ya recibes las noticias en WhatsApp? ¡ES GRATIS!
Así que el proceso en contra del Fiscal de Morelos estuvo a cargo de la Fiscalía de la Ciudad de México y, a pesar del fuero de Uriel Carmona, su detención era ya inminente.
Uriel lo sabía y trató de lograr un amparo, pero el día que lo intentó tramitar hubo una amenaza de bomba en los juzgados, lo que impidió el procedimiento, cuenta el Senador, Ángel García Yáñez a El Sol de Cuernavaca.
Entonces, desde que la mañana del cuatro de agosto escuchó el movimiento inusual en la regularmente tranquila calle que lleva a su casa, el fiscal sabía que lo iban a detener. Carmona se puso el traje, la camisa blanca y la corbata y empezó a avisar a sus colaboradores y a los medios de comunicación. Incluso pidió a su gente de confianza transmitir en vivo, en su propia cuenta de Facebook, el momento en que se entregaba a la policía.
En los ocho minutos que duró la transmisión, Uriel Carmona sale a la cochera, pide a uno de sus escoltas que cierre por dentro la puerta que lleva a su casa, pide que pase sólo uno de las decenas de elementos que fueron a capturarlo. “Mira, aquí estoy compañero, puedes pasar nada más para que me la enseñes (la orden de aprehensión) y ya me voy contigo?”, dice aún con la puerta que da a la calle cerrada. El notificador entra y dos elementos tratan de hacer lo mismo, Carmona reclama y le piden que sólo se coloque donde pueda ser visto desde afuera por los policías. “Es una orden de aprehensión que le otorgan al fiscal de la Ciudad de México… esto por el delito de retraso en la administración de justicia cometido en agravio de la sociedad” explica el notificador que le avisa será trasladado a la CES (Comisión Estatal de Seguridad Pública) para su certificación médica y posterior viaje a la Ciudad de México.
Uriel Carmona pide conocer al comandante de la CES que encabeza el operativo, “¿sí me conoces, no?”, le dice medio en tono de broma. Luego pide ver a quien lo va a trasladar y le pide garantice su seguridad, “acuérdate que somos compañeros, a cualquiera le puede pasar esto, ustedes me conocen, saben que trabajamos juntos”.
Luego voltea a la cámara y dice “me estoy entregando voluntariamente, se están comprometiendo las autoridades aprehensoras a no violentar mi domicilio, están mis hijos chiquitos de ocho y once años. El comandante… está haciendo su compromiso público de que no se va a afectar mi domicilio, en este momento me estoy poniendo a disposición de la Fiscalía de la Ciudad de México, como ya anunciaba yo en medios de comunicación, muchas gracias”. Y sale por la pequeña puerta acompañado por policías que le permiten quitarse el saco antes de subir a la tanqueta de traslado que, alrededor de las tres de la tarde arranca rumbo a las instalaciones de la Comisión Estatal de Seguridad de Morelos.
“Vayan abriendo allá el dispositivo”, se escucha a los policías gritar mientras la caravana de vehículos se abre paso por la estrecha calle. Uriel Carmona está detenido y el fuero constitucional valió para muy poco.
Únete a nuestro canal de YouTube