El primero de julio, el cuerpo de Margarita fue rociado con gasolina por su concuño; ardió en llamas y sufrió quemaduras graves en casi todo su cuerpo. Hoy su vida está en riesgo.
Desde ese día, la tienda de Margarita, en el poblado de El Hospital, en el municipio de Cuautla, sólo se ha abierto en un par de ocasiones, cuando los peritos vinieron a recoger evidencias del caso, y hoy cuando su prima, Concepción Carreño, permitió a El Sol de Cuautla documentar el estado en que se encuentran gran parte de los productos, hechos cenizas.
“De repente llegaron esas personas y traían hasta machetes. La persona (el hombre que la roció de gasolina) traía un ánfora. Yo estaba aquí, pero mi tía (madre de Margarita) me dijo que me alejara”, relata Concepción, de 32 años, desde el interior de la tienda.
ACTUALIZACIÓN: Margarita murió este 25 de julio
Conflicto familiar
Concepción narra que su hermana y su concuño, Primitivo, se aparecieron por la esquina con machetes y un bidón, se hicieron de palabras y pasó lo que pasó, Primitivo vació el contenido sobre Margarita y la tienda, y le prendió fuego.
Margarita, una madre soltera de 30 años, y con tres hijos qué mantener, corrió como pudo mientras las suelas de sus zapatos se derretían sobre la tierra.
Con el cuerpo ardiendo, Margarita logró llegar al patio de la casa de sus tíos, quienes le arrojaron agua y una cobija húmeda para apagar las llamas, pero el daño estaba hecho, había sufrido quemaduras en el 70 por ciento de su cuerpo.
De Cuautla a la Ciudad de México
Inicialmente, Margarita fue ingresada en el Hospital General de Cuautla “Dr. Mauro Belaunzarán Tapia”, pero desde hace tres semanas se encuentra en el Instituto Nacional de Rehabilitación, en la Ciudad de México, donde su estado de salud es grave. Con la voz quebrada, su madre narra por teléfono lo que ha vivido junto a ella y sus nietos desde aquel primero de julio.
“Ella sigue entubada, pero ya no responde. Los médicos no nos dicen nada, sólo que el injerto de piel no es compatible, que no hay nada ya”, suelta Andrea Martínez, de 45 años.
La tienda era el único sustento para ella, Margarita y los tres niños. A partir de aquel día, los vecinos se han organizado para apoyar a la familia con despensa y dinero, y tratando de cubrir los viáticos para que Andrea pueda seguir visitándola. Lo ha hecho cada fin de semana, pero éste, en particular, duda de volver a Cuautla, ya que anoche Margarita habría sufrido un infarto.
“Mi hija está muy mal”, dice doña Andrea llorando.
Exigen justicia
Desde la colectividad, el movimiento “Heroicas e históricas” exige justicia para Margarita y su familia, y solicita a la Fiscalía General del Estado reclasificar el delito como feminicidio en grado de tentativa. De acuerdo con Ari Toriz, integrante del colectivo, las autoridades deben iniciar una investigación sobre aquellos funcionarios que, en primera instancia, negaron el acceso a la justicia cuando las dos jóvenes acudieron a denunciar las primeras agresiones:
“Pedimos que se investiguen a esas personas, que tienen ese primer encuentro con la sociedad para levantar una denuncia, porque ellos lo que hacen es negar la justicia. Es evidente que no están actualizados”, dijo la activista.
En casa, Concepción evita exponerse en la calle. Nada ha vuelto a ser igual. Aunque afuera reina el silencio, y la familia asegura que los responsables huyeron inmediatamente después de los hechos, tiene motivos para creer que su vida está en peligro.
Desde que pasó esto, ni un policía ha venido a cuidar. Yo les dije que quería protección también para mí
Por su parte, el Instituto de la Mujer para el Estado de Morelos lanzó un comunicado este domingo, en el que exige la inmediata detención de las personas responsables, “así como la articulación de las autoridades que, por sus facultades, deben actuar en favor de las víctimas, directa e indirectas, a efecto de garantizar en primer término su seguridad y acceso a la justicia con perspectiva de género”.
Antes de Zapopan
Las agresiones a Margarita ocurrieron dos semanas antes de que, en Zapopan, Jalisco, Luz Raquel Padilla muriera tras ser rociada con alcohol y quemada viva en medio de un presunto conflicto vecinal. El caso de la joven cuautlense no fue distinto: antes de las quemaduras, la joven ya había sido agredida y amenazada por sus familiares. Junto a su prima, intentó levantar una denuncia ante el ministerio público, pero no les hicieron caso.
“Yo fui a demandar y les dije lo que había pasado y no nos hicieron caso porque no llevábamos golpes mayores. No es justo que lleguemos a este extremo: si fuimos y les dijimos lo que había pasado, ¿por qué no ha pasado nada? Esto pudo haberse evitado”, lamenta Concepción.
De acuerdo con la Asociación Mexicana de Voluntariado Internacional, una asociación civil que ha buscado mejorar el entorno social en El Hospital desde el año 2017, se trata de una comunidad en donde las mujeres siguen enfrentándose al machismo, la falta de oportunidades laborales y el rezago social.
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