PEKÍN. El presidente chino, Xi Jinping, culminó un largo proceso para lograr un poder absoluto en China después de que la Asamblea Nacional Popular (ANP, el Legislativo) le designara para un tercer mandato de cinco años (2023- 2028) inédito entre sus predecesores.
Tras ratificar su puesto como secretario general del Partido Comunista (PPCh) en el XX Congreso de la formación celebrado el pasado octubre, Xi controla también la Comisión Militar Central (CMC), cargo que equivale al de jefe de las Fuerzas Armadas, lo que ratifica un dominio incuestionable sobre los tres brazos del poder: el Estado, el Partido y el Ejército.
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En los últimos años, y a fin de llegar a este escenario, Xi logró eliminar de la Constitución el límite de dos mandatos consecutivos, además de incluir sus teorías políticas en el texto para agrandar el culto a su personalidad y de la concentración del poder en torno a su figura.
Aunque el culto a la personalidad ha existido hacia otros líderes chinos, como el carismático Jiang Zemin, fallecido el año pasado, Xi no se anduvo con remilgos y comenzó a promocionar guías teóricas que anunciaban la llegada de una “nueva era” en la que China se modernizaría para 2049, año en que la República Popular conmemorará su centenario.
LOS RETOS
La creciente rivalidad con Estados Unidos, el potencial conflicto con Taiwán, los retos demográficos o reactivar la economía, maltrecha por la burbuja inmobiliaria y por los tres años de aislamiento como consecuencia de la estricta política del cero covid, serán algunos de los desafíos para Xi en el próximo quinquenio.
Para afrontarlos, el mandatario ya se rodeó en el XX Congreso de un nuevo equipo con hombres de confianza, a la postre quienes tendrán que rendir cuentas para lograr metas como la “prosperidad común”, la “autosuficiencia tecnológica” o la “reunificación” de Taiwán.
El propio Xi ha advertido muchas veces de que China navegará en un “mar tormentoso” en los próximos años, lo que augura llamados a la máxima obediencia y a la unidad en el seno del PCCh.
Pero su mayor desafío, según los expertos, será lidiar con la incesante y creciente tensión entre Washington y Pekín.
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Además, Xi inaugurará su mandato después de que el pasado diciembre afrontara protestas insólitas por el descontento popular ante la política de covid cero que condicionó la vida en el país.
Su tercer mandato también levanta suspicacias entre quienes auguran “un empeoramiento de los derechos civiles y políticos, los cuales ya estaban gravemente restringidos y oprimidos.