Aunque Yecapixtla es mayormente conocido por su cecina, recorrer su mercado invita a explorar otro mundo de aroma y sabor: el de los quesos.
Complemento indispensable del taco de cecina, negocios como "La Conchita" ofrecen una rica variedad de quesos que van desde el tradicional queso fresco hasta los refinados quesos ahumados, cuyo sabor, tan intenso como su color, es toda una experiencia culinaria.
Son las 12 del día, una hora bulliciosa dentro del mercado. A la hora de la comida, los locales se transforman en un hervidero de actividad: los vendedores elevan sus voces y estiran las manos hacia los pasillos, queriendo conquistar a los paseantes con tortillas de maíz y pedazos de cecina. Ofrecerles tacos gratis a los visitantes es una práctica común, pero no todos ofrecen tacos. Analí y sus compañeras ofrecen queso.
Todo tipo de quesos
El local de "La Conchita", regentado por la familia Trujillo, es un crisol de tradiciones y sabores donde el pasado y el presente conviven con armonía. "Todo comenzó con mi tatarabuela, que era conocida como La Concha. Tenía una tienda grande que surtía al pueblo, era el recaudo y vendían desde mantas hasta quesos. Con el tiempo, la gama de productos se ha ido ampliando, según las necesidades de la gente", explica Analí.
Analí Trujillo, de 33 años, pertenece a la cuarta generación de una tradición familiar que se ha extendido durante más de un siglo. Hoy el local "La Conchita" representa uno de los negocios más importantes en la producción y venta de quesos a nivel regional. Sobre el mostrador, a la vista de todos, se despliega el abanico de quesos: el fresco ranchero, eterno acompañante de la cecina; los manchegos; los complementos, que llevan nuez y chile habanero, epazote con chile serrano y jamón con chile habanero; y los manchegos: de piñón con chile manzano, de chipotle y epazote, y el ahumado, uno de los más fuertes.
"Todo lo preparamos en el pueblo. Actualmente, mi abuelo es quien está a la cabeza del negocio", cuenta Analí. Tal como el resto de vendedores, Analí aprovecha cada momento libre para preparar sus muestras de queso y ofrecérselas a la gente. Entre tantas pruebas gratis, que al final le permiten a uno comer sin tener que pagar, uno se pregunta cuál será la pérdida económica diaria de los productores de cecina y queso.
"No perdemos. Nosotros siempre decimos que no es como cuando conocen a la dama y al caballero, necesitan probarlo para saber si está bueno", dice Analí, dejando escapar una ligera carcajada.
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