La ola de violencia que Cuautla incrementó las visitas al psicólogo, con ciudadanos que pasan por cuadros de ansiedad y otros trastornos del estado de ánimo, según reveló Samuel Islas Ramos, secretario suplente del Colegio Morelense de Psicología e integrante de la Unión Latinoamericana de Entidades de Psicología, cuyo campo laboral abarca la región oriente del estado.
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"En el consultorio, cada vez asisten más personas con trastornos de ansiedad y estados de angustia, que eventualmente pueden desencadenar en estados depresivos. Estas situaciones generan un alto impacto tanto en el consultorio como en el ámbito general de la salud mental, dando lugar a trastornos del estado de ánimo y de la personalidad", explicó el especialista.
Sin duda, las repercusiones que ha dejado la violencia en el estado no sólo se reflejan en las cifras de incidencia delictiva y las crueles imágenes que circulan en las redes sociales, sino que superan el ámbito público y se trasladan al familiar, personal e, incluso, educativo. Para Islas Ramos, los ataques registrados cerca de primarias y secundarias de la zona plantean la necesidad de contar con personal psicológico en las instituciones.
"Hemos propuesto que se autorice una plaza de psicólogo en cada escuela, aunque sea insuficiente, pero es un paso hacia la atención de la salud mental en el ámbito educativo", detalló.
De acuerdo con el especialista, las afectaciones a la salud mental se convirtieron en un foco de atención a partir de los estragos que dejó la pandemia, pero en Morelos el problema es significativamente mayor debido a los frecuentes brotes de violencia.
"La pandemia y los brotes de violencia han exacerbado trastornos como la paranoia y el estrés, alterando las rutinas diarias y generando temor. Esto se refleja en un incremento en los niveles de suicidio y en una disminución en la calidad de la salud mental".
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