A don Raúl le gana la emoción; en sus ojos apenas contiene todo ese sentimiento y finalmente lo acumulado en casi un mes de haberse decretado las restricciones por la pandemia logra salir. Quien lo conoce sabe que desde temprano se para en la puerta de su ya tradicional negocio, en el centro de Cuernavaca, conocido como “Rinos”. Saluda, con la mano da los buenos días, señal de que el café con los desayunos compuestos de mexicanismos ya está listo.
En medio de la pandemia, “Rinos”, como otros negocios de comida, apenas sobrevive, su propietario, Raúl Abad Quiñones, dijo que en 23 años en que se hizo cargo del lugar este ha sido el tiempo más difícil y no saben si aguantarán más tiempo.
Ya son 15 días en que solamente pueden vender “para llevar”, según las indicaciones de la autoridad. Desde ese momento su ánimo junto con su familia ha sido de aguantar hasta que ya no puedan, no queda de otra. Además, ya está acostumbrado a estar en la puerta recibiendo a los clientes a quienes de inmediato preguntaba: "¿café o té?”.
Se le ve cansado, es “más bien preocupación de no saber qué va a pasar”, responde, y es que ha mandado a descansar a dos de sus trabajadores, y entre cuatro hoy están atendiendo los escasos clientes porque es evidente que la demanda ha bajado de forma alarmante.
Han pasado ya 23 años en que el lugar lo recibió de un traspaso, porque antes ese lugar se llamaba “Chips”, pero como un anhelo personal siempre había querido tener un negocio de comida; esa oportunidad llegó en el 97.
“El nombre de Rinos lo saque de un libro motivacional, el cual significa rinoceronte, un día desayunando en el hotel España, le comenté a una mesera mi deseo de tener este lugar, y al dueño del Chips le comenté que cuando fuera a traspasar el negocio me hablara, eso fue en el 94, y fue hasta el 97 cuando me avisaron de la posibilidad”, recuerda.
En aquel momento apenas pudo conseguir el dinero que la habían pedido para ocupar el lugar, obtuvo la mitad y la otra parte se comprometió a cubrirlo en pagos, y el 05 de junio del 97 comenzó la aventura de hacerse cargo de su propio restaurante, lo remodelo y le dio el estilo que él quería, pero la apertura y la atención a los clientes comenzó el 07 de junio de 1997.
“Fueron meses difíciles junio, julio, agosto, septiembre, cuando pensé que me había equivocado que había realizado una mala inversión, fue hasta el mes de noviembre y diciembre de ese año cuando la situación mejoro, y dije bueno creo que la libre”.
Raúl Abad, mencionó que han sido 23 años de estabilidad y aunque con algunos altibajos como cuando al final del sexenio de Felipe Calderón con la recesión hubo una temporada baja, al igual que la situación difícil del sismo del 2017 donde Morelos fue la entidad afectada.
Pero ninguna como está la de la pandemia del 2020, “esta temporada ha sido la más difícil de todas la peor de todas, ahorita estamos sobreviviendo, estamos inseguros de lo que pueda venir ms adelante”.
En ese momento se quiebra, voltea la mirada para contener el llanto. ¿Está en riesgo la sobre vivencia del Rinos”?