El duro proceso de aceptarse para sobrevivir al cáncer de mama fue la etapa más difícil. A dos años de incansable lucha y con secuelas del duro tratamiento, Teresa Carreón Ortiz, habitante de Zacatepec, insiste que, detectado a tiempo, se puede curar.
Vecina de la calle Zapata, en el centro de Zacatepec, Tere Carreón nos abrió las puertas de su casa y las de su alma para compartir su experiencia con la esperanza de poder alertar a más mujeres a no descuidar su salud, a explorar, conocer su cuerpo y detectar a tiempo cualquier anomalía.
A ella se lo detectaron en 2018, tras una cirugía por algo que parecía ser un simple problema de fibrosis. El diagnóstico arrojó un cáncer de etapa dos infiltrante. El 1 de octubre recibió la noticia; nueve días después entró al quirófano para extirparle el seno y empezar el proceso de seis quimioterapias.
Al recibir la noticia, la idea de la muerte pasó por su cabeza: "me costó mucho trabajo aceptarlo y levantarme para empezar a luchar; entender que esto le puede pasar a cualquier mujer y que hay que aceptar también que nos mutilen una parte del cuerpo y poco a poco ir entendiendo que lo importante es vida”, recuerda Teresa, quien a sus 44 años, es madre y abuela.
“Es un proceso muy difícil, porque antes la palabra cáncer era sinónimo de muerte, ahora afortunadamente podemos evitarlo y podemos explorarnos, detectarlo a tiempo, ir al médico. El doctor que me atiende, el doctor Martínez, fue muy claro en decir que es un proceso difícil para la paciente y para la familia, que es la que debe dar el apoyo moral y económico, especialmente cuando no se tiene derecho a los servicios de salud, como IMSS o ISSSTE".
Recuerda que ella se detectó una bolita y se confió, le fue creciendo y cuando se dio cuenta esa bolita ya había crecido demasiado y el primer diagnóstico fue que se trataba de un fibroma, y cuando acude al médico le mandan hacer una cirugía y ahí detectan que era cáncer, desafortunadamente el diagnóstico cambió todo el panorama.
Rompe en sollozos, al reconocer lo difícil que es para la familia ver el cambio físico, que pierden el cabello, el malestar general que dejan las secuelas de la quimio, y aunque considera que ya vivió la peor etapa, no puede aún cantar victoria; “sigo con tratamiento, después del proceso de quimioterapias, durante un año estaré con una proteína, tomando medicamento y así permaneceré durante 5 años, tomando una pastilla diaria”.
"Sólo tenemos que dedicar unos minutos de nuestros tiempo para acudir a hacernos los estudios de mastografía o ultrasonido, y al primer síntoma que tengamos acudamos, no nos dejemos ni confiemos, es cuestión de minutos para cambiar la vida y aunque la mastografía no está autorizada a menores de 40 años, hay otras opciones como ultrasonidos, la exploración y la atención de un ginecólogo, pero después de los 40 años estamos obligadas todas las mujeres hacernos una mastografía una vez al año.