Investigadores de la Academia de Ciencias de Morelos (AcMor), pidieron a la población no consumir medicamentos milagro, como alternativa de prevención o cura contra el Covid-19, como son las gotas de dióxido de cloro. Este compuesto en una cantidad mayor a una pizca puede ocasionar daños irreversibles en hígado y riñones.
El investigador del Instituto de Biotecnología de la UNAM, Alejandro Sánchez Flores, dijo sobre el dióxido de cloro, que presuntamente ha curado a personal y pacientes del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), sin embargo, esta creencia no es nueva, pues se trata de un remedio promocionado desde los años noventa, con propiedades curativas para diversas enfermedades.
"En Sudamérica, Jim Humble decía que el dióxido de cloro curaba enfermedades como la malaria, luego en el año 2006 escribió un libro que él mismo vendía y pone al dióxido de cloro como una solución milagro del Siglo XXI, efectiva en tratamientos como resfriado, hepatitis, diabetes, VIH, cáncer, influenza y actualmente la Covid-19".
Sin embrago, este producto nunca ha sido sometido a estudios ni ensayos clínicos que comprueben su efectividad, sin ir más allá de anécdotas de personas que supuestamente se curaron.
Sánchez Flores explicó que el dióxido de cloro es usado para sanitizar superficies, incluso para desinfectar agua, pero al ingresar al estómago los ácidos gástricos hacen que pierdan cualquier propiedad y puede causar efectos nocivos, sobre todo si se ingieren en cantidades mayores a lo que equivaldría una pizca de sal.
"Si las personas ingieren más de 0.8 miligramos por litro de agua, puede ocasionar intoxicaciones, efectos como dolor estomacal, diarrea, vómitos, náuseas, hemólisis, hasta daño en el hígado e insuficiencia renal aguda".
Al presentarse estos síntomas quienes lo ofrecen les comentan que "el organismo está respondiendo favorablemente, refiere," pero en realidad es que se están intoxicando; los efectos en personas sanas son peligrosos y en quienes tienen por ejemplo diabetes, estos pueden ser mucho mayores".
La desesperación por la que atraviesa la población trae como consecuencia que acepten como verídico cualquier medicamento, aún si se trata de trabajadores de la salud.
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