En el marco del séptimo Simposium multidisciplinario de plantas medicinales, la investigadora del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, Edda Sciutto Conde, refirió que el Centro de Investigación en Biotecnología (CEIB) de la UAEM, colabora con el Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM en el desarrollo de una vacuna contra la cisticercosis porcina.
La investigadora, quien es la impulsora y coordinadora del grupo de investigación, en su conferencia Desarrollo de una vacuna oral contra la cisticercosis porcina. Avances en su formulación, expuso que esta enfermedad afecta al ser humano instalándose en el sistema nervioso central.
De acuerdo con la doctora, el cerdo es un eslabón indispensable en la transmisión de esta parasitosis, por lo que es factible interrumpir la transmisión a través de la prevención de la cisticercosis porcina por vacunación, por ello, a partir de dicha hipótesis, desarrollaron una vacuna; la primera versión, basada en tres componentes del parásito, producidos en forma sintética los cuales se utilizaron en forma conjunta.
Asimismo, explicó que una vez que se evaluó su efectividad en campo con resultados satisfactorios, un laboratorio se interesó en producirla, pero tras realizar los estudios de mercado, las expectativas de comercialización no resultaron atractivas a los ejecutivos.
Después, en un segundo intento de generar un biológico más económico, produjeron una versión con los mismos componentes en forma recombinante en fagos filamentosos con lo que se redujeron los costos, y entre 2009 y 2013, en conjunto con la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación y la FMVZ de la UNAM, bajo la dirección de la doctora Aline Aluja, posteriormente se confirmó que el programa de control, vacunación incluida, redujo eficientemente la cisticercosis.
No obstante, explicó que aunque no se logró que una empresa la produjera de manera masiva, y no hay interés en la industria privada, se realizó una tercera versión de la vacuna, y la producción masiva se ha optimizado en cultivos in vitro a muy bajo costo con el apoyo del CEIB de la UAEM, por lo que ahora se gestiona el apoyo de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) y de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).