Tres siglos perdidos

Dulce Gaviña

  · domingo 8 de octubre de 2017

Melancolía, dolor y tristeza, reflejan los rostrosde los pobladores de Tetelcingo; lamentan que la ignorancia hayaacabado con tres siglos de historia al haber derrumbando la capillade San Nicolás Tolentino, a pesar de que podría haber sidorestaurada.

Con más de 300 años de historia, la capilla de SanNicolás Tolentino resultó severamente afectada por el sismo delpasado 19 de septiembre. La parte lateral derecha cayó, así comoel campanario y parte de su historia. Enclavada en la comunidadindígena de Tetelcingo, el inmueble fue construido en el sigloXVII, durante la colonización española y se convirtió en uno delas más importantes de este poblado, el cual por cientos de añosha venerado a San Nicolás Tolentino y ha sido escenario de sufiesta más importante.

Historia en manos de laignorancia

Después del sismo de 7.1 grados Richter, se podíaobservar a simple vista una construcción totalmente fracturada,una fachada rota, y una cúpula completa en la parte de atrás. Eldictamen que realizó el Instituto Nacional de Antropología eHistoria (INAH) delegación Morelos, el 20 de septiembre, indicababuen estado de conservación de la capilla de San NicolásTolentino debido a los trabajos de mantenimiento que se realizabancon asesoría técnica.

No presentaba fallas estructurales, y aún con losdaños causados por el temblor, se determinó establecer medidaspreventivas para evitar una mayor afectación. Serían aplicadas enla siguiente fase de trabajo. Sergio Barrera Tapia, delegado deTetelcingo, comentó que un grupo de pobladores sin permiso eignorantes, demolieron.

“Se advirtió que podría traer consecuencias, queno era necesario el derrumbe. Todavía se podía salvar, pero nohicieron caso”.

Dicha acción originó que el INAH emitiera unamulta, pues los responsables pasaron por alto el Artículo 52 de laLey Federal de Monumentos y Zonas Arqueológicas, Artísticas eHistóricas.

Dolor en el corazón

Natalia García, de más de 90 años de edad,originaria de Tetelcingo y cuya lengua principal es el Mösiehuali,una variante del náhuatl; desde niña visitó la capilla de SanNicolás Tolentino y hoy sufre al verla totalmente desecha.

Es un dolor muy grande en el corazón”,expresó mientras sus nietas también mostraban añoranza por mirarque una parte de su vida se ha ido. “Sufrimos muchos: primero alver cómo caía por el sismo y la manera en que desconocidosterminaban de tirarla”. Aseguran que esperarán que lasautoridades reconstruyan para que la historia no se pierda y sigasiendo visitada por todos los de esa comunidad.

San Nicolás de Tolentino y la fiesta de lascosechas

Cada año, habitantes de la comunidad indígena de Tetelcingo,se preparan para la realización de la fiesta prehispánica enagradecimiento por las cosechas; se combina con la procesión deCristo Rey y el Patrón del Santo Entierro.

La fiesta profano-religiosa se efectúa desde hace más de 100años cada tercer domingo de octubre en honor a Cristo Rey y elpueblo agradece por las cosechas y bienes recibidos durante esteaño con diversas actividades.

Empieza desde el viernes con la organización de los mayordomospreparando la comida y arreglando las tres capillas que están enactividad: la de los Reyes, Santa Cruz y San Nicolás Tolentino;las dos últimas coordinan la danza de los ‘Gañanes’.Es una mofa a los latifundios que existían en1900”, refirió el delegado, siendo la capilla de San NicolásTolentino donde el día del temblor se encontraban las “cunas”:cajas tipo féretros donde se hallan Cristo Rey y el SantoEntierro. Después de la contingencia, fueron trasladados ala capilla de los Reyes, esperando que se construya un pequeñocuarto donde estaba la capilla de San Nicolás, “porque la fiestasigue en pie”.

San Nicolás de Tolentino de luto

La tradición señala que cuando las “cunas” se encuentranen algunas de las capillas, los niños pueden subir a repicar lascampanas. El día del terremoto, a las 13:14 horas, tres pequeñosse encontraban cumpliendo; desafortunadamente cayó una de lastorres atrapando entre los escombros a un menor, mientras los otrospudieron salir y salvar su vida.

Enmendar el error

Sergio Barrera, reconoció, se cometió un error al derrumbar eltemplo, “pero no queremos que el INAH nos abandone. Esperamos nosapoyen a reconstruir por todo el cariño. Agregó que ya se envióuna petición al Gobierno federal para que ayuden en surestauración y esperan recibir una respuesta positiva.

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