El titular de la Dirección de Turismo del ayuntamiento de Tlayacapan, Pablo César Betancourt, pidió a quienes visitan este Pueblo Mágico ubicado en la región alta de Morelos a no regatear el precio de las piezas que ofrecen los alfareros de la zona, una práctica que pone en riesgo la preservación de su oficio.
“Es muy importante valorar el trabajo artesanal que hacen todas estas personas, así que los invitamos a no regatear”, dijo el funcionario municipal.
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El regateo es una práctica en la que el comprador y el vendedor discuten el precio de un producto para llegar a un acuerdo que sea favorable para ambas partes, pero tratándose de piezas artesanales, que requieren días y hasta semanas de trabajo, puede desalentar a los autores de estas piezas, entre las que hay obras de cerámica, barro y cera.
“Realizar una pieza es un proceso complejo que tarda mucho tiempo. Por eso a veces la gente siente que los precios son caros, pero los artesanos dan precios justos, ya que ellos conocen su mercado, cómo se maneja… Si regateamos, denigramos su trabajo”, agregó Betancourt.
Juan Carlos Altamirano, quien se dedica a la elaboración de piezas de barro, asegura que el regateo ha sido uno de los motivos por los que las nuevas generaciones han perdido el interés en el oficio, debido al poco reconocimiento económico que recibe este trabajo:
“Es un trabajo muy pesado y la gente no lo valora, porque no se dan cuenta de todo lo que implica”, dice Altamirano.
En Tlayacapan los artesanos ofrecen sus productos en los locales de las principales calles de la ciudad, así como en sus talleres y el mercado de artesanías que fue inaugurado en abril pasado, sobre la avenida Benito Juárez.