Si el primero de noviembre los habitantes de Tetela del Volcán reciben a sus fieles difuntos con una ceremonia en la que el olor del copal, el incienso y las flores de cempasúchil se impregna en las calles del pueblo, su despedida no es menos ceremoniosa: a las 12:00 horas del 2 de noviembre, los pobladores salen a las calles con veladoras, copal e incienso para iluminar el camino de regreso al panteón, marcando el final de su visita.
"La tradición aquí es que se los recibe con una vela, porque es la luz, para encaminarlos hasta el altar. A las doce del día, del 2 de noviembre, se retiran, así que los despedimos con la vela y con las flores. Los despedimos afuera de la casa", explica Erika Martínez, habitante del pueblo.
➡️ Noticias útiles en el canal de WhatsApp de El Sol de Cuernavaca ¡Entérate!
La llegada del mediodía del 2 de noviembre marca, también, el cesar del repique de campanas de las capillas del pueblo y el exconvento de San Juan Bautista, después de 24 horas de sonido continuo, lo que indica la visita de los fieles difuntos. Durante todo un día, los pobladores acuden a los centros religiosos para relevar a la gente que se une a esta práctica.
De acuerdo con Miguel Arenas Arenas, del colectivo Cultura Tetela, la temporada de Día de Muertos es una de las de mayor arraigo en la localidad, junto con la Semana Santa. Durante la noche del primero de noviembre, la Huehuenchada nocturna reúne a decenas de personas, que llegan a bailar ataviadas con todo tipo de disfraces.
Somos una comunidad muy apegada a nuestras tradiciones, y nos da mucho orgullo que las nuevas generaciones sigan uniéndose a estas celebraciones
Finalmente, en el transcurso de la tarde las familias acuden al panteón, con flores y veladoras, para despedirse de sus seres queridos, en espera de volver a reunirse con ellos el año siguiente.