Las opiniones sobre los tatuajes siguen siendo divididas, pues aún hay quienes creen que dibujarse la piel no es tan correcto, aunque poco a poco comienzan a tener mayor aceptación a diferencia de hace algunas décadas cuando el rechazo era más marcado.
Para los jóvenes de hoy en día rayarse no sólo representa un significado que los acompañará el resto de sus vidas, sino una expresión artística que puede entenderse como un complemento estético o incluso llega a ser atractivo.
Para José Arturo, un joven de 21 años que cursa la licenciatura en cinematografía, haberse tatuado el brazo izquierdo es la forma de proyectar sus gustos y sentimientos.
“Mi cuerpo es un lienzo y decidí tatuarme porque quería plasmar cosas importantes de mi vida en mi piel”.
Karla va a cumplir 27 este año, trabaja en Call Center y ella se ha tatuado en tres ocasiones y piensa que cada línea en su piel muestra una parte de ella a los demás.
“Por el momento sólo tengo tres tatuajes, me gustan mucho y creo que mediante ellos podemos mostrar nuestra verdadera identidad”.
Por su parte, José Miguel Bahena Méndez, estudió artes en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) y desarrolló su gusto por el dibujo desde muy pequeño, poco a poco fue experimentado.
Abrió su estudio Caifanes hace más de siete años; actualmente se ubica en la calle de Francisco Leyva del Centro de Cuernavaca.
En todo este tiempo percibió que cada vez son más las mujeres que se atreven a tatuasre.
“Por lo menos en mi agenda yo podría decir qué hay un 80 a un 85 por ciento de mujeres y el resto son hombres. Generalmente las mujeres ven el tatuaje como algo más complementario a su estética, y por lo mismo sus peticiones son muy pequeñas y sutiles”.
José ha plasmado en muchos cuerpos desde calaveras, frases, animales, líneas y hasta retratos que le parecen muy comunes, pues considera que hasta ahora no existe un tatuaje que pueda considerar raro, aunque para él son muy divertidos los que tienen que ver con equipos de fútbol, basquetbol o americano.
Uno de los mayores mitos en este tema es que no se puede donar sangre, pues José aseguró que las tintas y aparatos que actualmente se usan permiten que en sólo tres meses puedas ser un donador.
Pero también hay quienes se han arrepentido de sus tatuajes, como Paco, que se plasmó una calavera en el brazo cuando tenia solo 18 años. Después, con el tiempo se hizo otros dibujos y ha pensado en borrarlo o sustituirlo.
“Pues a veces sí se hace por moda, aunque creo que cuando yo tenia 18 no era muy comunes y mi madre me dijo que era lo peor que pude haber hecho, ahora ya los acepta, pero sí me gustaría cambiarlo”.
Él cree que un mal tatuaje tiene mucho que ver con la persona que te lo hace, pues ellos son los expertos, aunque la decisión final es del cliente.
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