En todo Cuautla, pocas tiendas de abarrotes han logrado hacer tradición a tal grado que, incluso después de cerrar sus puertas, el sitio en el que se encontraban sigue siendo señalado con el nombre del establecimiento original.
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Es un caso que aplica para “El Nopalito”, una tienda que se quedó para siempre en el corazón de las familias cuautlenses. Ubicada en la colonia Morelos, en la esquina de las calles Víctimas de Calleja y Capitán Salas, uno de los aspectos que hicieron destacar a “El Nopalito” fue la atención que brindaba su propietario, Don Filiberto Sánchez Pacheco, conocido por sus clientes y vecinos como Don Fili, además de la caseta telefónica de madera que permitía a la gente comunicarse con sus familiares, ya sea que vivieran en el país o en Estados Unidos.
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“Cómo olvidarlo… Atento, cordial y siempre con una sonrisa. Tuve la fortuna de comer las deliciosas tortas que preparaba, y tuve la fortuna de decírselo porque además me hacía sentir feliz. Que Dios lo bendiga siempre”, dice Charis Gómez, quien por años fue clienta de “El Nopalito”.
Para el cronista del municipio, Samuel Hernández, aquellas tortas, que llevaban solo chile en vinagre y queso, eran un manjar para los niños al salir de la escuela: “Eran famosas sus tortas para estudiantes de primaria. Unas tortas que eran una telera y un chile en vinagre partido en pedazos, y eso valía veinte centavos. Si querías lo mismo, pero con un trozo de quesito, te valía 40 centavos. Eso fue lo que hizo famoso a El Nopalito”, recuerda el cronista.
Para otra de sus antiguas clientes, que visitaba la tienda de niña, hay otro detalle que siempre recordará de Don Fili: “Yo era muy chica y apenas alcanzaba el mostrador. Le decía qué quería y el señor siempre me daba el cambio envuelto en un papel de estraza. Siempre nos decía ‘te voy a hacer una cartera de fina piel de cocodrilo’, y lo que hacía era envolver el dinero en un triangulito de papel de estraza. Son cosas que nunca olvidas”, recuerda una vecina de la colonia Morelos.
Un nopalito en el techo
De acuerdo con el cronista del municipio, Samuel Hernández Beltrán, la famosa tienda de Don Fili abrió sus puertas al público en 1949, tan sólo dos años después de que aquel hombre, oriundo de Tenancingo, Estado de México, se asentara en Cuautla, donde pasaría el resto de su vida. “Siempre fue tienda y siempre vendió lo mismo. Además, puso una cabina telefónica, que era de madera, y él la atendía”, rememora.
En cuanto al origen del nombre, varios vecinos recuerdan haber visto un nopalito en el techo, lo que explicaría la razón por la cual la tienda se llamaba así. Sin embargo, el cronista aclara que, al menos en los primeros años, éste no figuraba, lo que indicaría que la planta pudo haber sido colocada tiempo después.
“Hace años había un indigente, al que le decían ‘el licenciado’, que siempre andaba en las calles pero diario pasaba a tomarse su coca a la tienda, porque Don Fili se la regalaba todos los días”, recuerda otra vecina de la colonia, que hoy ronda los 50 años de edad. En aquel tiempo era una niña.
Finalmente, la tienda cerró sus puertas hace unos 10 años, acumulando una antigüedad de más de seis décadas, tras las cuales Don Fili optó por descansar. A la fecha sigue vivo y puede sentirse satisfecho: aunque la tienda ya no existe, “El Nopalito” sigue siendo una referencia vigente para quienes ofrecen indicaciones sobre una ubicación cercana.
“Me baja en el nopalito”, es común escuchar entre la gente que pide su parada de la combi en la contraesquina de aquel lugar
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