–¡En Zacualpan puede usted recorrer el pueblo encuerado y nadie lo ve! –dice, casi en un grito, Margaría Barreto, una de las únicas dos vendedoras que trabajan en el mercado municipal de Zacualpan de Amilpas, el único municipio de Morelos libre de casos de Covid-19.
Al otro lado de su local, sus amigas se ríen por lo que acaban de oír. Tienen motivos para reír: el virus no les ha arrebatado la vida de nadie, no hay razones para tener miedo, si salen a la calle pueden hacerlo con tranquilidad.
Margarita hablaba de lo hogareña que es la gente de su pueblo, cuyas calles empedradas se entrecruzan en un zócalo ni grande ni chico, en el que alcanza a sobresalir una estatua del Padre de la Patria que más bien parecería no querer llamar la atención.
–Nosotros somos muy hogareños, por eso no nos costó trabajo hacer caso a lo de quedarse en casa –dice Margarita, vendedora de verduras.
Zacualpan, libre de Covid-19
Con poco más de nueve mil habitantes, Zacualpan de Amilpas es un municipio pequeño ubicado casi a los pies del volcán Popocatépetl, y del que hoy se vuelve a hablar gracias a su resistencia al coronavirus. En la entrada que conecta con Temoac, su municipio vecino, un grupo de pobladores recibe a los visitantes con gel antibacterial y un letrero que pide hacer caso a las recomendaciones de las autoridades de salud. Dentro, casi no hay gente en las calles.
–Por una parte estamos orgullosos, porque todo esto lo hemos logrado con recursos propios; no nos ha apoyado el estado –dice Moisés Peña, asesor de la presidencia municipal que forma parte de la brigada de hombres y mujeres que, cada día desde muy temprano, salen de casa para instalar los tres cercos sanitarios que intentan hacer que el virus se quede fuera.
De acuerdo con Peña, las acciones emprendidas por el gobierno municipal, a cargo del alcalde Adrián Cázares González, han contribuido en gran parte a evitar la llegada de la enfermedad y hacer frente a la crisis económica que ya impacta la economía de las familias: además de los cercos de sanidad, en las últimas semanas el ayuntamiento ha entregado despensas de casa en casa, realizado campañas de sanitización y reiterado a la gente el llamado a permanecer en su hogar.
El mejor rostro del pueblo
Pero la gente sabe que las cosas no son como deberían ser. Lo sabe más cuando es domingo, el día que el pueblo solía recibir a cientos de visitantes de otras regiones en su tradicional trueque, turistas que llegaban en desbandada a intercambiar azúcar o aceite por fruta y cazuelas hechas por los pobladores. Para Margarita, ese siempre ha sido el mejor rostro de Zacualpan. Y extraña verlo.
–Se extraña porque ayuda mucho a la economía; no nada más de nosotros, sino de los pueblos circunvecinos –dirá minutos después de que sus amigas dejen de reír.
Fuera del mercado, un anciano, apoyado en su bastón cruza la calle sin ninguna premura. A sólo unos pasos, dos ambulancias y dos patrullas, estacionadas frente a la alcaldía, parecen estar listas en caso de que algo llegue a ocurrir.
–Están ahí para atender cualquier emergencia –dice uno de los policías que resguardan la entrada de la alcaldía, donde también se entrega gel antibacterial a los visitantes.
Y nadie aquí quiere que ocurra eso.