Restauranteros de Cuernavaca se mostraron preocupados ante el regreso de la venta “solo para llevar”, pues ésta opción a pesar de ser una medida que les permite seguir abiertos, significan a penas el 10 por ciento de sus movimientos financieros que no les alcanzan para subsanar los gastos fijos.
En las primeras horas de haber cambiado el estado a semáforo color rojo, los restaurantes colocaron los letreros con las nuevas medidas que aplicarán pues únicamente podrán vender comida para llevar o a domicilio, situación que les genera pérdidas hasta un 90 por ciento cada día.
Elizabet Rodrigez, encargada de uno de los restantes más emblemáticos del centro de Cuernavaca, dice que “máximo un 10 por ciento llegan a vender con Ake nuevas restricciones, no nos alcanza es la verdad, la venta para llevar es demasiada baja no nos funciona”.
Pero a diferencia del primer semáforo rojo, esta vez no tienen pensado cerrar totalmente, sino mantener sus actividades lo más que se pueda.
“Pasando esto de las cenas vamos a ver que medidas vamos a tomar, podría ser mandar a descansar a la mitad del personal porque no vamos a tener para pagar sueldos, esta vez es peor porque ella primera etapa sobrevivimos con los ahorros pero esta ocasión ya no te vemos nada, no nos hemos podido recuperar”.
Respecto a los pedidos de cenas navideñas a penas alcanzaron un 50 por ciento a diferencia de otros años, lo cual significaría que tampoco la ciudadanía está en una situación económica mejor que en 2019.
Además de la pandemia los restauranteros vieron incrementada la venta de comida informal que les genera una competencia “desleal”.
“Con todo esto la gente acude a lo más cerca que tenga, con el conocido, entonces obviamente nos impactó porque la venta de informales incrementó y seguimos siendo los que pagamos impuestos y renta los más afectados”.