Se aferra a sus raíces

Laura Pinzón busca inculcar a las nuevas generaciones el náhuatl

Emmanuel Ruiz

  · sábado 2 de junio de 2018

Si no fuera por ella, probablemente nadie hablaría náhuatl en Yautepec. Gracias a ella, 16 generaciones de niños han aprendido a hacerlo. Su nombre es Laura Pinzón y, aunque ama dar clases de esta lengua originaria, hace cuatro años que perdió a la mayoría de sus alumnos, debido a la falta de interés de las autoridades por preservar el náhuatl en las escuelas del municipio.

Maestra sin alumnos

Después de 13 años de haber enseñado náhuatl en las escuelas públicas de Yautepec, Laura Pinzón Sánchez fue despedida en 2014 por el departamento jurídico del Ayuntamiento que, en esa época, era presidido por Agustín Alonso Mendoza. Fue entonces cuando emprendió una batalla legal para recuperar a sus alumnos, una batalla que derivó en la orden de reinstalarla e indemnizarla por los años perdidos. Esa fue la orden, pero no se cumplió.

“La demanda está ganada a nuestro favor, que es la reinstalación inmediata”, explica Laura, desenvolviendo el madejo de documentos que recorre toda su historia como docente. Estamos en el patio de la primaria Guillermo Prieto, y un grupo de niños ya la espera en el aula.

Una de las partes más difíciles, me cuenta, fue el tener que dejar de ver a los niños a los que solía darles clase.

“Uno se encariña con ellos”, admite.

Sin embargo, su despido no sólo tuvo repercusiones a nivel emocional: al tratarse de la única maestra de náhuatl en todo Yautepec, su despido puso en riesgo la preservación de este bien cultural en las comunidades, cuyas raíces, como las de gran parte de Morelos, van más allá de la época prehispánica.

“Yo era la única maestra, así que cuando me cesaron, las escuelas se quedaron sin clases de náhuatl”, refiere.

Yeni ye tuko (esto se llama)

Después del receso, Laura ha vuelto al salón para enseñarle a los niños a nombrar frutas en náhuatl. “Yeni ye tuko”, ha escrito en el pizarrón, y los niños de sexto grado parecen emocionarse por lo que está por venir.

Una vez sin empleo, el único apoyo que encontró Laura Pinzón estuvo en la Coordinación para la Reforma Política de las Comunidades Indígenas de Morelos, área que se desprende del gobierno estatal en turno. Gracias al contrato que tiene con este departamento, Laura asiste cada miércoles a la primaria Guillermo Prieto, cuyos alumnos representan actualmente la última esperanza para mantener vivo el náhuatl en todo Yautepec.