Santa Claus y los Reyes Magos no llegarán a todos los hogares

Aunque durante el año se hayan portado bien; Yanet, de 11 años, y quien vive en el albergue Cañero de Calderón, calificó a estos seres mágicos y sus regalos como inalcanzables

Rosaura Hernández

  · lunes 3 de diciembre de 2018

Para los niños del albergue, la cena de Año Nuevo y los juguetes de reyes no están asegurados/Rosaura Hernández

Para las familias jornaleras, la Navidad y el Año Nuevo son como cualquier otra fecha, chicos y grandes saben lo que es Navidad y también lo que se celebra un 31 de diciembre, pero sólo por medio de la imaginación saben lo que es una cena de fin de año, del 24 de diciembre o encontrar el árbol lleno de regalos, dulces, ropa y juguetes.

Sin embargo, la falta de recursos económicos, estar lejos de sus casas y familias, hace que estas fechas pasen desapercibidas en las familias jornaleras.

Los albergues cañeros están actualmente llenos de familias provenientes en su mayoría del estado de Guerrero por la temporada de zafra 2018-2019, pero el tener dinero para el día a día es la principal preocupación de las familias.

No obstante, cuando hay recursos suficientes en Año Nuevo cenan pozole, un platillo que casi todas las mujeres jornaleras saben preparar, pero cuando no alcanza el 24 y 31 de diciembre se convierten en fechas normales para todas aquellas familias jornaleras, y por ello, no cenan o cenan muy poco así como dormirse temprano para el día siguiente levantarse temprano a trabajar.

Mientras que algunos niños ya están pensando qué van a pedir a Santa Claus y los Reyes Magos, los hijos de jornaleros saben que estos seres mágicos no vendrán a sus hogares.

Yanet sabe lo difícil que es la vida y lo importante que es trabajar para comer.

Como cada año, desde que nació, ella y su familia llegan al albergue de Calderón. Sobre lo que hará en Navidad y Año Nuevo, dice que no sabe y que esto dependerá de sus papás, espera que esas noches puedan cenar pozole y convivir un rato con las demás familias del albergue.

Ella y los demás niños del albergue se muestran esperanzados a que alguna familia, escuela o asociación civil pueda llevarles juguetes o les pueda llevar algunas piñatas para organizar una posada, mientras tanto su infancia pasa entre cañas y mucho trabajo.