En sus últimos años de vida, el activista Samir Flores Soberanes adoptó la costumbre de encender un árbol de Navidad frente a la ayudantía de su natal pueblo de Amilcingo, en el municipio de Temoac, una tradición que finalmente concluyó este 2022, en el que los pobladores no volvieron a colocar el que suele ser un elemento clave durante las celebraciones navideñas.
Fue así como el llamado “árbol de la resistencia” pasó a formar parte del pasado para dar lugar a una nueva manera de recordar no sólo la oposición a la termoeléctrica de Huexca, proyecto del que Flores Soberanes era uno de los principales opositores, sino el propio asesinato del activista, particularmente en la primaria que hoy lleva su nombre, ubicada en el centro de la comunidad.
Así lo expuso Jorge Velázquez Escalvazeta, integrante de la Asamblea permanente de Amilcingo, quien refirió que este año la comunidad optó por centrar los actos simbólicos en torno a las celebraciones navideñas en la primaria Samir Flores Soberanes, donde se montó un nacimiento y letras grandes en memoria del activista, con motivos que reflejan el movimiento que lo identificaba:
“Muestran un paliacate, milpas, un micrófono, mazorcas, es la representación de la esencia de Samir, ahí viene plasmada. Él rescataba toda esa cultura y esas tradiciones”, explica el también padre de familia.
A casi tres años del asesinato de Samir Flores, los pobladores de Amilcingo siguen exigiendo el esclarecimiento de los hechos, una solicitud que se ha tonificado con los recientes señalamientos hacia la Fiscalía General del Estado por investigaciones como la del feminicidio de Ariadna Fernanda.
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