Restaurador de la fe: Nueva vida a niños Dios

César Naranjo asegura  que su oficio es diferente al arte, pues debe trabajar para que las figuras se vean como nuevas

Rosaura Hernández

  · miércoles 19 de diciembre de 2018

Trabaja diferentes tipos de materiales /Rosaura Hernádez

El restaurar imágenes de niños Dios no es una tradición más, sino la forma de llevar a la realidad la fe de cientos de familias y su esperanza por un mundo y una vida mejor en todos los aspectos, expresó César Naranjo González, restaurador del mercado Cuautla.

Casi la mitad de su vida, se ha dedicado a la restauración de figuras religiosas, en 25 años ha perfeccionado su técnica artesanal. Durante toda su vida, ha trabajado como comerciante del mercado Cuautla; el negocio que ahora tiene fue heredado por sus padres quienes también eran locatarios. Contó que un amigo llamado Antonio Ramales lo introdujo al oficio de la restauración de imágenes religiosas, y que con ese trabajo ha logrado sacar adelante a su familia.

Durante todo el año recibe varias piezas a restaurar, pues la gente en Cuautla ya lo conoce e incluso de otros municipios le llevan todo tipo de figuras religiosas pero principalmente de niño Dios. El artesano señaló que la cantidad de figuras que recibe en el año no se compara con el número que restaura en el periodo de noviembre a febrero, en los que repara un promedio de 500 piezas.

Asimismo, César comentó que las figuras que le llevan están realizadas principalmente con yeso, resina, fibra de vidrio o incluso madera. Para trabajar, indicó, ocupa pintura vinílica de varios colores con catalizadores para dar una textura diferente a la pintura, además de múltiples pinceles que tiene para dar vida a las imágenes

El restaurador califica su trabajo como una tradición bonita y relajante, pues aunque el arreglar imágenes de niños Dios requiere de mucho detalle y una gran paciencia, afirma que es algo que lo relaja.


Está muy por encima de lo artesanal; el saber restaurar una imagen no implica tapar un agujerito, es crear piezas que por alguna situación se perdieron, es igualar colores, crear facciones en el rostro y la piel y mantener lo viejo y la historia de cada figura que llega a nuestras manos


TRABAJO FAMILIAR

Naranjo González comentó que dos de sus hijos y algunos sobrinos han aprendido el restaurar imágenes a través de la observación y la práctica; algunos, incluso han colocado ya su propio negocio.

Dedos, brazos o piernas rotas, son los daños que más les toca reparar. Agregó que un reto es lograr que las figuras queden del mismo lugar.