El 19 de septiembre, Idalí Sánchez, jefa de familia de Ayala, estaba en su casa en Ocuituco con su hija de dos años recibiendo la visita de su madre; cuando escuchó “crujir la tierra”, salieron de la vivienda cuando empezó a caerse. Al terminar el temblor, encargó a la pequeña con su mamá y fue corriendo a buscar a su otra niña, de seis años, que estaba en la escuela. Su esposo, Efraín Ayala, llegaría poco después a las ruinas de su casa.
Semanas después le dijeron que no le brindarían ayuda del Fondo Nacional de Desastres (Fonden) porque su casa no era pérdida total. Entonces se enteró por sus vecinas de Échale a tu casa, se inscribió en una lista y pudo recibir el apoyo de una de las desarrolladoras que trabaja con el Fideicomiso Fuerza México.
Ocuituco es un municipio de menos de 19 mil habitantes que viven en un grado medio de marginación, 67 por ciento padecen algún grado de pobreza y el índice de hacinamiento es de 40.29 por ciento en viviendas principalmente de piso de tierra, con paredes de madera y adobe, pero también algunas se completan con materiales de desecho o lámina de cartón o metálica; palma o madera. Hay viviendas que aún no tienen luz ni drenaje. La casa de Idalí no era muy diferente, estaba construida en adobe, con techos de lámina, la cocina y la letrina estaban fuera del único cuarto, el principal, y cuando llovía no podían usarlos.
A lo mejor por eso está tan contenta “de tener este nuevo hogar. Nuestra hija menor nos dice que le gusta su casita. Estamos muy agradecidos”, afirma Idalí, aún incrédula en su casa de 63 metros cuadrados, con una estancia principal (sala, comedor y cocina), dos recámaras y un baño completo; una de las 400 cuatrocientas casas que construyó el Fideicomiso Fuerza México en Ocuituco.