La sombra que dejó a su paso el terremoto del 19-S ha desaparecido ante los ojos de Buenaventura Castañeda: nueve meses después, esta mujer, de 65 años de edad, recibió por fin una casa nueva, construida por el programa estatal "Unidos por Morelos" y la fundación "Provivah".
Junto con otras siete familias de Temoac, Buenaventura recibió ayer las llaves de su hogar, lo que representa el último episodio de una historia que inició con angustia e incertidumbre. A pesar de que el terremoto derrumbó sus casas de adobe, el Fondo de Desastres Naturales (Fonden) no las tomó en cuenta.
"Yo sola, ¿cuándo iba a construir mi casa?, ¿cómo iba a poder hacerlo?", expresó.
Durante el recorrido que realizó en Temoac, el coordinador operativo de "Unidos por Morelos", Alexis Ayala Gutiérrez, reconoció que el compromiso adquirido por el Gobierno estatal, de atender los casos de las familias damnificadas que no recibieron apoyo del Gobierno federal, no ha sido fácil de cumplir. Sin embargo, ve con buenos ojos que las más de 700 viviendas que entraron en la dinámica del programa estén actualmente en proceso de entrega o de conclusión.
Implica mucho camino que hemos recorrido en integrar expedientes, en que el ciudadano confíe en nosotros, que la fundación firme un convenio con ellos, que preparen el terreno, pero hoy es el paso que más nos llena de satisfacción: ver a las familias recuperando su patrimonio
Alexis Ayala.
Buenaventura, una abuela que se hace cargo, sola, de un nieto con parálisis cerebral, trabaja como intendente en el centro de salud de Temoac; ella estaba ansiosa por recibir las llaves, por eso acompañó a Ayala durante todo el recorrido y escuchaba el mensaje que el funcionario les ofrecía a sus vecinas, en espera de que llegara su turno. Cuando al fin tuvo las llaves en sus manos, la mujer temblaba emocionada.
Cuando empezó a temblar, yo estaba con mi nieto enfermo y quería cargarlo, pero no podía, así que tuve que jalarlo con todo y sillón, rogándole a Dios para que no nos pasara nada; como pude llegué hasta la puerta, y nos salvamos
Recordó Buenaventura.
Diez meses después, con una casa vacía esperándola, la mujer espera volver a pronto a su hogar, junto con su nieto.