Vivir de la música independiente no es sencillo. Y lo es aún menos en tiempos de pandemia. Para Eduardo Zittle, quien en 2004 puso en marcha el proyecto de gestión y producción musical “Zittle Producciones”, la pandemia del Covid-19 ha significado muchas cosas, pero sobre todo ha sido una época de cambios que, más allá de toda dificultad, propone la oportunidad de reiventarse.
“Ha sido uno de los retos más grandes, no sólo a nivel de producción artística, sino también como ser humano; ha sido un reto difícil, pero también una de las grandes oportunidades para que podamos evaluar, mejorar, y adaptarnos a nuevos formatos, nuevas circunstancias”, explica.
Zittle ha llegado a tiempo al sitio de esta entrevista, en el acueducto simbólico construido en Cuautla hace diez años para conmemorar el centenario de la Revolución Mexicana y el bicentenario de la Independencia. Tiene dos arcos y, desde arriba, el agua cae sin descanso como una pequeña fuente. Zittle ha traído su guitarra, pero mientras platicamos el sonido que envuelve nuestra conversación es el del cayendo a unos metros.
“Primero fue la incertidumbre, y posteriormente un poquito el ir viendo cómo podíamos acomodar las actividades; hubo algunas que tuvimos que pausar, otras que quitamos y otras que pospusimos. Encontramos en la tecnología un medio para poder acercarnos a la comunidad, a la gente, contribuir de una forma artística, cultural, porque si bien es cierto el arte y la cultura no son de primera necesidad, sí nos brindan la sensibilidad para permear en la ansiedad y el estrés que se fueron viviendo a lo largo de estos diez meses”, continúa el joven de 35 años.
La Peña del Alfil
Desde que fuera fundada en 2004, uno de los logros más importantes de “Zittle Producciones” se consolidó finalmente en 2018, cuando la productora logró reunir a 12 artistas en el festival de la canción de autor “La peña del alfil”, entre ellos Moisés Olvera y Vivir Quintana, cuyo tema “Canción sin miedo” se convirtió un año después en himno de la lucha feminista dentro y fuera del país, gracias, en parte, a que la cantautora chilena Mon Laferte le pidió a la coahuilense escribir una canción al respecto.
“El primer logro es existir, esa es la gran razón de ser, contribuir a la cultura, el crecimiento del arte y enriquecer a nuestra comunidad, que es Cuautla y sus alrededores. Estuvimos fortaleciendo y apoyando proyectos de otros lugares como Tlayacapan, Yecapixtla y Ocuituco, y expandiéndonos un poquito más para contribuir en la difusión, creando medios alternativos de comunicación: tuvimos una gaceta cultural, después un programa de internet y fue ahí cuando surgió La Peña del Alfil”, explica Eduardo.
Aquel festival se realizó en la Casa de Cultura “Francisco Franco Salazar”, ubicada en Anenecuilco, y aunque es esperaba que el año siguiente el hito no sólo se repitiera, sino que creciera, no fue posible hacerlo.
“Es muy complicado porque necesitamos una producción no sólo de infraestructura, sino la cuestión de los artistas invitados, a venta de boletos, patrocinadores; todo eso nos permeó”.
La canción de autor, una industria difícil
Con una trayectoria de 16 años, Zittle sabe de las dificultades de hacerse una carrera como cantautor en Cuautla. En un mundo dominado por la tecnología, la virtualidad y lo efímero de las canciones mainstream, los cantautores se enfrentan al constante reto de lograr que los demás volteen a verte y escucharte.
“Habría que encontrar el detalle, qué es lo que falla, porque talento hay muchísimo y es reconocible. Hay artistas y promotores culturales, pero han sido muy ninguneados, olvidados y sobre todo ahora que la industria musical y el arte en general se enfrenta a serias dificultades, sobre todo en la visibilidad y la falta de espacios: hay que reinventarse, estructura y evaluar, aterrizar un sistema de trabajo que permita no sólo visibilidad y crecimiento, sino también la rentabilidad del artista”, comenta.
Precisamente la falta de espacios fue uno de los propósitos que llevó a Zittle a abrir su productora de forma independiente. Sin embargo, pronto hizo falta más: generar plataformas que permitan orientar a las nuevas generaciones de músicos en temas para los que nadie está preparado cuando aspira a hacerse una carrera, como la construcción de marca.
Clases de música en tiempos de pandemia
Hablando de orientaciones, Zittle ha aprovechado los meses de confinamiento para darle forma a su último proyecto: la escuela de música “Peña del alfil”, cuyas clases iniciarán este 18 de enero en dos modalidades, una presencial y la otra virtual. Al igual que el festival realizado en 2018, esta escuela funcionará desde la Casa de Cultura de Anenecuilco, con un grupo de profesores que colaborarán con Eduardo para enseñar canto, batería, teclado, guitarra eléctrica, guitarra acústica y bajo. Con el tiempo, el músico espera que los estudiantes también cuenten con maestros de violín y saxofón.
“La escuela no sólo pretende enseñar a tocar instrumentos, sino también enseñar la importancia de cómo posicionarse como artista, la importancia en nuestras vidas del marketing musical, la construcción de una marca para artistas, ir involucrando a los alumnos para que se profesionalicen y encuentren un método de trabajo mucho más rentable”.
Con esta escuela de música, Zittla busca contribuir en la formación de nuevos talentos, jóvenes que busquen una guía para desarrollarse como músicos. ¿El requisito? Él dice que lo esencial es la actitud.
“Ganas de superarse, de aprender, y mucha constancia, porque no sólo se requiere de talento, sino también de disciplina. Básicamente es lo que se le pide al alumno, disciplina y que disfrute mucho el proceso, que no desespere y asista, que tenga constancia”.
Las clases, que tendrán una colegiatura a bajo costo, se realizarán presencialmente cumpliendo con las medidas de sana distancia y las recomendaciones de las autoridades para evitar contagios de Covid-19 entre los asistentes, según afirma Zittle, y con la opción de que sean virtuales.