Paty Mora, antes y después de la Secretaría de Salud

La exsecretaria de salud de Morelos opina sobre las marchas feministas, la equidad de género y el 19-S, uno de los principales retos de su administración

Emmanuel Ruiz | El Sol de Cuautla

  · viernes 26 de marzo de 2021

Durante su administración como secretaria de salud, Patricia Mora afrontó las consecuencias del sismo del 19-S en el sector salud / Fotos Archivo | El Sol de Cuernavaca

En 2016, al frente de las cerca de ocho mil personas que conformaban los Servicios de Salud de Morelos (SSM), la doctora Patricia Mora González hacía frente a todos los problemas de salud pública que afectaban a los habitantes de la entidad. Llevaba cuatro años en la dirección general, cuando el entonces gobernador, Graco Ramírez Garrido, le propuso asumir la titularidad de la Secretaría de Salud, ante la salida de la doctora Vesta Richardson.

“Fue un gusto, evidentemente, pero también representó un reto”, sostiene hoy Mora González desde la tranquilidad de su hogar, dos años después de haberse despedido de aquel puesto.

Durante su administración como secretaria de salud, Patricia Mora afrontó las consecuencias del sismo del 19-S en el sector salud, desde la rehabilitación de las unidades médicas que resultaron dañadas por el terremoto hasta las acciones que se pusieron en marcha para evitar brotes de enfermedades entre la población que se quedó sin hogar. Con todo, confía en haber hecho un buen trabajo al frente de la institución.

“Cuando uno deja un cargo queda como remanente la rendición de cuentas, y uno tiene que dejar que lo que uno hizo fue con transparencia, con responsabilidad”, afirma.

Sin nadie que te detenga

Ángela Patricia Mora González nació en 1962 en la Ciudad de México, integrándose a una familia de clase media al cuidado de dos padres que siempre vieron por el desarrollo de sus hijos, y que a ella la impulsaron a perseguir el sueño de convertirse en médico. Ya desde pequeña, inspirada por dos de sus tíos -un médico y una enfermera obstreta-, Paty jugaba a que inyectaba a sus muñecas.

“Mi papi ni siquiera pudo terminar la primaria, porque tuvo que trabajar desde muy niño, desde los once. Trabajó arduamente al punto de que llegó a ser gerente de esa empresa, resultado de su esfuerzo y tesón”, recuerda.

Patricia Mora tuvo una infancia feliz, con una familia amorosa que nunca la detuvo. Sin embargo, es consciente de que no todas las mujeres pueden decir lo mismo.

“Una mujer que ha vivido sometida a no tener confianza en sí misma, no tener esa creencia de su valía, es difícil que la saque de la nada, pero afortunadamente cada vez hay más instancias que brindan ese apoyo”, considera.

Tras concluir la licenciatura en Medicina en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la maestría en Salud Pública con especialidad en Administración de Servicios de Salud en el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), Patricia Mora se integró a los SSM en 1997. Como trabajadora del sector público de la salud, contribuyó en la puesta en marcha del Programa de Atención a la Violencia en Contra de las Mujeres, como parte de las acciones que se emprendieron en todo el mundo tras la Conferencia del Cairo de 1994, en la que se abordaron temas relacionados con los derechos de la mujer.

Sobre marchas, sobre mujeres y hombres

Patricia Mora no se ve destruyendo un monumento histórico o prendiéndole fuego a una puerta, pero eso no significa que no comprenda a las mujeres que sí lo hacen cuando salen a la calle a manifestarse contra la violencia de género y el machismo imperante en el país.

“Creo que puede haber en algún momento un cierto hartazgo social, porque pareciera no escucharse esa voz, entonces no puedo yo juzgar a quienes hacen esta actividad. Juzgaría a lo mejor a las que lo hacen sin un fin real, que sean estos grupos de infiltrados”, expresa, e imagina, hipotéticamente, a una madre que haya buscado justicia para una hija sin encontrar respuesta en las instituciones encargadas de proporcionarla.

“Entonces no puedo juzgarlo. Evidentemente no me gusta, porque quisiera yo que no fuera así la manifestación de las mujeres, pero incluso a mí me gustaría que ni siquiera hubiera manifestación de mujeres, tendríamos que vivir tranquilas, salir a la calle tranquilas, caminar en la noche tranquilas, sin el temor a ser violadas, asesinadas, maltratadas, y nuestras hijas e hijos tendrían que estar en las calles y las escuelas seguros”.

Sobre todo, prefiere la comprensión mutua entre hombres y mujeres, en una comunicación de ida y vuelta que contribuya al bien común.

“Hay que redefinir algunas cosas que probablemente tampoco a los hombres les gustan. La violencia que hay entre los propios hombres es una violencia particular, la forma en que crecen y se hacen ‘hombrecitos’ para ellos también representa el no sentir miedo cuando lo sienten, el no llorar cuando a lo mejor quieren hacerlo”, opina.

La familia, un pilar

Durante toda su vida profesional, Patricia Mora ha aceptado cada nuevo reto con el respaldo de su familia. De niña y joven, el apoyo venía de sus padres y hermanos. Una vez que se incorporó al sector público, encontró el respaldo en su esposo, el también médico Héctor Barrera, así como en sus hijos Héctor, Omar y Nayla.

“La vida me ha bendecido y eso me ha puesto en un reto de que tengo que regresar algo a la sociedad. Me considero una persona comprometida, que me gusta mucho mi trabajo, para dar lo mejor de mí”, dice.

Tras dejar la Secretaría de Salud al término de la administración estatal del periodo 2012-2018, después de años de trabajo imparable en los SSM, Patricia Mora se reencontró con una faceta que no había podido desarrollar del todo, esta vez en el ámbito personal, y se dio un gusto: el de acompañar a uno de sus hijos como administradora de un pequeño restaurante en Cuernavaca, “El Mesón de Josefa”, un proyecto que se vería interrumpido con la aparición del covid-19. Actualmente, Mora González trabaja desde casa asesorando a especialistas de la salud y se propone a iniciar un doctorado en el INSP.

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