El anuncio de que debido a la contingencia sanitaria por Covid-19 los panteones permanecerán cerrados del 25 de octubre al 10 de noviembre no sólo trajo consigo molestia a las personas que cada año acuden a ellos para visitar a sus seres queridos que se adelantaron en el camino, sino que también generarán una afectación a los comerciantes de temporada, sobre todo aquellos dedicados a la venta de flores.
La celebración de todos los santos y de fieles difuntos se une a la celebración de Día de Muertos, que los indígenas celebraban desde tiempos prehispánicos al tener la creencia que al morir los individuos llegaban al Mictlán. Esta festividad fue declarada por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Desde el día 28 de octubre se inicia con la colocación de la ofrendas, así como con las visitas a los panteones. Se dice que el 28 de octubre los altares se dedican a las personas que fallecieron en algún accidente o fueron asesinados.
El día 30 llegan las almas de los niños que murieron y que no fueron bautizados, llamados limbos; el primero de noviembre es dedicado a celebrar y recibir las almas de los niños o "angelitos" fallecidos y el día dos es ofrecido a las almas de los muertos adultos o grandes.
Por ello es que es muy común que el 2 de noviembre los panteones se llenen de gente, haya música, comida y muchas flores.
Pero este año será diferente, ya que para evitar más contagios no se permitirá el acceso a los panteones.
Pero para que la crisis económica no se agudice más, los vendedores de flores están invitando a la población a que no pierda la tradición y si no puede acudir a los panteones el Día de Muertos, sea en su casa donde coloquen la ofrenda, la cual esté llena de flores tradicionales como el Cempasúchil y el Terciopelo.
"El que no abran panteones nos afecta mucho, pero al menos la gente para ayudarnos puede poner su ofrenda en sus casas, como si fuera en el panteón y así las ventas no son tan bajas".