El ritmo actual de vida conduce a las personas a vivir de forma acelerada, con rutinas que parecen absurdas: despertar, cumplir con los deberes escolares o laborales, realizar actividades extraordinarias para llegar a ser competitivas; volver a casa y preparar todo para que al siguiente día se esté en condiciones de enfrentar “un día más”; con la efímera promesa de algún futuro mejor.
Por ello, para muchos, caminar se convierte en un alto a la rutina, un acto de absoluta intimidad, un encuentro consigo mismo. Un ejercicio para el cuerpo, pero más para la mente.
En la antigua Grecia, Aristóteles fundó la corriente de peripatéticos que enseñaban y aprendían mientras daban largas caminatas; también el filósofo Nietzche encontró en los paseos las respuestas a relevantes interrogantes.
El caminar por senderos y caminos estrechos en contacto con la naturaleza se le conoce como senderismo, y en la entidad hay múltiples lugares para practicarlo, como la ruta hacia el volcán Palomito que se eleva a 3 mil cien metros a nivel del mar y que se ubica en el complejo volcánico Guespalapa junto con los volcanes Manteca, Caballito y El Hoyo.
Para practicar el senderismo de forma segura, se sugiere contactar a grupos especializados y que pueden encontrarse, verificados, en las principales redes sociales.
De acuerdo con la Secretaría de Salud federal, cualquier actividad física, por muy sencilla que sea, provoca beneficios a la salud, y si se realiza con frecuencia puede disminuir el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares que actualmente son las responsables del 80 por ciento de los decesos prematuros. ¿Qué esperas?