Desde 1917, el 15 de mayo es el día en que los mexicanos reconocen la labor de aquellas personas que se dedican a la docencia de manera profesional, acaso tan responsables de la educación de los ciudadanos desde su infancia como su propio núcleo familiar. Están aquellos a quienes recordamos con cariño y respeto, por su amabilidad y sus enseñanzas; y aquellos otros que se encargaron de hacer de cada clase una pesadilla. Morelos ha tenido los suyos y a través de las generaciones ha habido personas cuyas acciones y nombres quedaron marcados para la posteridad.
Ignacio Manuel Altamirano (1834 – 1893)
Nacido en Tixtla, hoy estado de Guerrero, en 1834, Ignacio Manuel Altamirano convirtió a Yautepec en el escenario de su novela más importante, “El Zarco”. Durante su juventud, el maestro y escritor vivió entre los territorios de Cuautla y este municipio. En Cuautla, el joven docente habría pronunciado su “Oración cívica”, siendo para entonces el orador principal de la localidad. Entre los años de 1854 y 1855, Altamirano trabajó como maestro en la hacienda de Santa Inés.
Hoy en día, el nombre de Ignacio Manuel Altamirano permanece en la secundaria federal más antigua de Yautepec y hay quienes han buscado que el nombre oficial del municipio pase a ser “Yautepec de Altamirano”.
Otilio Montaño (1887 – 1917)
Autor intelectual del Plan de Ayala, Otilio Edmundo Montaño Sánchez no sólo fue docente, sino un campesino y líder rebelde que se unió a la Revolución Mexicana al lado de Emiliano Zapata Salazar. Como maestro, fue profesor en las escuelas de Tepalcingo y Jonacatepec, y director de la escuela de Villa de Ayala. Tras unirse al movimiento maderista que encabezaron Pablo Torres Burgos y Zapata en el sur del país, Montaño se convirtió en la mano derecho del Caudillo, una relación se vería fracturada tiempo después, ante las sospechas de su traición al movimiento.
Otilio Edmundo Montaño fue enjuiciado, declarado culpable en Tlaltizapán, sin que hasta la fecha se conozca el paradero de sus restos. Actualmente, su nombre se conserva en calles, escuelas y el mercado municipal de Villa de Ayala. En 2011, el Congreso de Morelos instituyó la Presea al Mérito Docente “Otilio Montaño Sánchez”, que reconoce el esfuerzo de los docentes en la entidad.
Luis Puebla y Cuadra (1860 – 1929)
Nacido en Cocoyoc, Yautepec, Luis Puebla y Cuadra fue un docente destacado, principalmente, fuera de Morelos. A la fecha, muchos datos de su vida son un misterio, como la misma fecha de su nacimiento. Sin embargo, hay algunos hechos concretos por los que se le ha reconocido fuera de esta entidad, como la fundación del Instituto Científico y Literario de Tamaulipas, estado del que partió hacia Veracruz en 1896. En 1980, tras gestiones del gobierno de Tamaulipas, sus restos fueron depositados en la institución que fundó.
Abraham Rivera Sandoval (1908 – 2004)
El docente con mayor reconocimiento en la historia reciente de Cuautla, Abraham Rivera Sandoval nació el 11 de mayo de 1908 en este municipio. Además de desempeñarse como monitor honorario, maestro y director de educación primaria en el sistema federal y estatal, fue catedrático en la escuela secundaria “Gabino Barreda” de dicha localidad durante 27 años. Dio clases en la Escuela Preparatoria de Cuautla durante un cuarto de siglo. A la par de su labor docente, también escribió cuentos y poesías contextualizados en la vida rural de las comunidades, a la que se acercó a través de su labor.
Hoy en día su nombre acompaña a una escuela ubicada en la localidad de Piedra Blanca, en Cuautla, así como a la biblioteca municipal más importante de la región, en el Centro Histórico del municipio.
Samir Flores (1983 – 2019)
Asesinado el 20 de febrero de 2019, Samir Flores fue un activo opositor al Proyecto Integral Morelos y su central termoeléctrica en Huexca, pero también un defensor de la autonomía de la primaria “Emiliano Zapata Salazar”, ubicada en el centro de la localidad de Amilcingo, Temoac. Tras el sismo del 19S en 2017, Flores Soberanes formó parte del grupo de padres de familia que insistió en la permanencia de las clases en el plantel original, no obstante que las autoridades lo inhabilitaron por supuestos riesgos estructurales.
Durante el tiempo que la primaria funcionó de manera comunitaria, con el apoyo del pueblo y normalistas, Samir Flores dio clases de radio al interior de la institución, dada su experiencia en la radio comunitaria de Amilcingo. Tras su asesinato y el reconocimiento de la primaria por parte de las autoridades educativas, en marzo de 2019, ésta pasó a llamarse “Samir Flores Soberanes”, a petición de los alumnos y los padres de familia.