Hay películas de todo tipo y género, pero lo cierto es que la gran mayoría de ellas muestran en pantalla a decenas, cientos o miles de personas, entre los que se encuentran sus protagonistas, los actores secundarios y los extra.
Sin embargo, el cine también cuenta con algunos ejemplos (escasos pero admirables) en los que todo el peso de una película recae en un solo actor. Sólo unos cuantos pueden darse el lujo de atrapar la atención de los cinéfilos.
Náufrago (2000)
Este film es uno de los mejores ejemplos acerca de lo que es capaz de realizar un excelente actor a solas.
Se trata de Tom Hanks, quien en esta película que dirigió el genial Robert Zemeckis, interpreta a Chuck Noland, un ejecutivo de la empresa de mensajería Fedex que afronta la verdadera soledad al sufrir un accidente de avión y verse abandonado en una isla tropical en medio del océano. La película recibió críticas muy positivas y llevó a su actor a ser nominado al Oscar. Además, dejó como legado a un protagonista secundario muy peculiar: el señor Wilson.
En la Luna (2009)
Sam Rockwell, quien muchos recordarán por interpretar a “Wild Bill” en “Milagros inesperados” (1999), ofrece su versatilidad al interpretar a un astronauta que vive aislado en una misión en la superficie de la Luna. Su única compañía es la de un robot, que en la versión original tiene la voz de Kevin Spacey. La película se hizo acreedora a reseñas positivas, algunas de ellas elogiando la actuación de Rockwell. Fue dirigida por Duncan Jones, hijo de David Bowie
Sepultado (2010)
Protagonizada por Ryan Reynolds, esta película cuenta la historia de un contratista civil en Irak que, después de ser secuestrado, despierta sepultado en un ataúd de madera, sin más compañía que la de un celular y un mechero.
Dirigida por Rodrigo Cortés, la película permitió ver a un Reynolds distinto al que mostraban los filmes románticos y acción en los que había participado antes.
Todo está perdido (2013)
A J.C. Chandor le bastaron apenas dos líneas de diálogo para construir una película que muestra al mejor Robert Redford, interpretando a un hombre mayor que naufraga en su velero y se enfrenta a la desesperanza. Sin palabras, pero con una banda sonora que le valió un Globo de Oro a Alex Ebert, se trata de una historia emotiva que formó parte de la Sección Oficial del Festival de Cannes.