Agua Hedionda, balneario emblemático de Cuautla conocido a nivel internacional y que actualmente está al borde del olvido debido a los conflictos laborales internos y a la disminución de su manantial causada por el sismo del 19-S, fue visitado por Ernesto “el Che” Guevara y Fidel Castro. Eso, al menos, es lo que afirma el historiador y cronista Samuel Hernández Beltrán.
La visita habría ocurrido en la década de 1950, durante la estancia de los revolucionarios cubanos en México: Ernesto Guevara, nacido en Argentina pero nacionalizado cubano, llegó en 1954 en la parte decisiva de un exilio que lo había llevado a refugiarse, antes, en la Embajada de su país en Guatemala. A su llegada, aquel joven llegó a tener varios trabajos para poder salir de su precaria situación económica, ganándose la vida como fotógrafo, corresponsal de una agencia e investigador de alergias en el hospital general de la Ciudad de México.
El encuentro entre Castro y Guevara ocurrió en 1955, cuando se conocieron en la colonia Tabacalera. Castro había llegado a México luego de haber asaltado el Cuartel de la Moncada en Santiago de Cuba, junto a su hermano. Si bien ambos fueron condenados, lograron salir libres gracias a una amnistía de Fulgencio Batista, el presidente de Cuba. Tras la primera reunión, “el Che” decidió sumarse al movimiento “26 de julio”, lo que marcó el inicio de la planificación de la revolución armada de Cuba y, rumbo a ella, su entrenamiento militar en el Estado de México.
“Tenían prestado un terreno, donde iban a entrenar militarmente, ellos iban ahí, había incluso quien los capacitaba, y yo creo que eso es lo que hizo que bajaran a Cuautla, tal vez porque era un clima totalmente diferente: allá es frío, mientras que Cuautla era un lugar cálido y donde hay balnearios”, explica el historiador.
A las faldas del volcán Popocatépetl, Fidel y Ernesto eligieron el pueblo de Santa Catarina Ayotzingo, en el estado de México, para el entrenamiento de la guerrilla que iniciaría la Revolución Cubana. En 2006, cincuenta años después de su llegada a esta localidad, autoridades de ambos países develaron una placa para recordar la llegada de aquellos hombres a ese pueblo mexicano, donde entrenaron durante casi un año.
Mientras que Trotsky dejó constancia de su estadía en el balneario en una fotografía, los cubanos lo hicieron en la voz de Abraham Rivera Sandoval, un destacado profesor y poeta cuautlense cuyo nombre hoy se preserva en la biblioteca pública más importante de la región. Sería él, que llegó a conocer a los revolucionarios, quien relataría aquella visita.
“Abraham Rivera nos contó esas distintas historias, él incluso platicó con ellos. Estaba joven en aquella época”, afirma Samuel Hernández.