No hay Navidad sin música. En cada rincón del mundo donde se celebra la Navidad, la música navideña se entrelaza con las luces y los adornos para crear una atmósfera especial. Apolinar y sus hijas lo saben, y por eso empezaron a prepararse desde noviembre. Por lo general, esta familia cuautlense, que se gana la vida tocando y cantando en las calles, entona alabanzas cristianas, pero hoy es un día especial.
"Nos empezamos a preparar un mes antes, en noviembre empezamos a ensayar, con el acordeón y las pistas", dice Apolinar, con su acordeón pegado al pecho.
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Apolinar es ciego y sus hijas Ana y Laura nacieron con debilidad visual. Durante el día, van de un sitio a otro, buscando espacios en los que haya sombra. En esta administración, el gobierno municipal intentó mantener libres las principales plazas del centro, pero los músicos parecen ser una excepción. Sus instrumentos y cantos son un bálsamo que recuerda a la gente que, incluso si todo parece ir demasiado rápido y no del todo bien, siempre hay un momento para escuchar y reflexionar.
El espirito navideño llaga a Cuautla
"Llegó Navidad, ¿y qué has hecho tú? Termina otro año y el nuevo empieza ya", canta Laura en la calle Guerrero. La letra, originalmente escrita por John Lennon y adaptada al español por Graciela Carballo, fue interpretada por la chilena Cecilia Echeñique y los españoles Raphael y Manuel Carrasco. En nuestra lengua se llama "Llegó Navidad", pero su título en inglés es mucho más interesante: "Happy Xmas (War is Over)" fue, en plena guerra de Vietnam, un llamado a la paz y a superar toda diferencia en medio de un conflicto mundial. En español, la guerra pasa a segundo plano para dar pie a un mensaje de inclusión en medio de las diferencias.
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"Es una canción que me gusta mucho, porque nos invita a reflexionar", dice Laura, para quien el concepto de diferencia siempre está presente.
Ana y Laura, de 22 y 23 años, respectivamente, encontraron en la música todo lo que necesitaban cuando eran niñas: un medio a través del cual expresarse, un constante aprendizaje, que inicialmente recayó en el padre, y una forma de ayudar a la familia. Con los años, la ilusión de conquistar los escenarios con sus voces fue quedándose atrás, porque hoy comprenden que la felicidad no está en la fama, y que el bienestar y la salud son más importantes. En cuanto a su familia, todo parece estar bien.
"A veces soñaba con estar en un escenario, pero luego decía para qué, para que llegue la fama y todo eso, pero yo no quiero ser famosa. Yo me siento bien así, mejor estando aquí, tal y como estamos ahorita", dice Laura.