El futuro es siempre incierto. La pandemia por Covid dejó serios estragos en la salud ante un sistema que no estaba preparado para atender a cientos y miles de enfermos en hospitales, frente a carencias de infraestructura para producir vacunas; pero además la contingencia fue capaz de echar abajo toda predicción de los expertos que miraban hacia un Morelos capaz de ser punta de lanza en varios de los rubros, principalmente la “del conocimiento”.

El asentamiento de miles de investigadores y una cuarentena de centros de incubación científica y tecnológica en el estado fijan un horizonte lleno de producción farmacéutica, biomedicina, energías limpias y de tecnología del agua.

Si bien todo ahora ha cambiado, los expertos en ciencias médicas y sociales dan cuenta de que la medicina es la gran oportunidad de crecimiento que tiene la entidad, pero ahora la estrategia se enfocará de afuera hacia dentro: primero la demanda y luego la oferta.

Núcleo de investigadores

“En un escenario futuro inercial que continuará con las actuales tendencias, las actividades económicas dominantes en la entidad-por su contribución al PIB de Morelos y al nacional-mantendrán su predominio en el siguiente orden: primero el sector de servicios comunales, sociales, personales, financieros, de seguros e inmobiliarios; seguido por los de la industria manufacturera, el de comercio, restaurantes y hoteles”, retrata Medardo Tapia Uribe, investigador del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM.

El autor del libro "Morelos, capital del conocimiento", dio cuenta de que en 2014 en Morelos existían 39 centros de investigación y un total de mil 980 investigadores que vivían y trabajaban en la entidad, pero el “futuro” continuaría hacia la limitante de tres zonas industriales: Jiutepec, Yecapixtla, y Cuautla.

Proyecciones para Morelos

El investigador señala que en la entidad se debe dar un giro en la política pública que hasta ahora ha permeado para permitir un desarrollo social, atraer a extranjeros y nacionales que inviertan en los centros de investigación ya construidos, uno de ellos el Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM, pero también garantizarles “paz y tranquilidad” a esos inversionistas.

“Morelos sigue siendo potencia en ciencias de la vida, en investigación sobre el agua y en energía, sin duda tiene grandes desarrollos y grandes modelos tecnológicos como inteligencia artificial”.

Pieza clave en vacunas

En ciencias de la vida Morelos podría ser pieza clave en el país con la producción de vacunas, antídotos que ya han sido desarrollados por el IBt, como el suero antialacrán: “Es el que se aplica en la Cruz Roja, lo diseñó el doctor Alejandro Alagón y su maestro; el antídoto para el piquete de la viuda negra, contra la serpiente coralillo. También el medicamento para la trombosis entregado a una empresa privada”.

El desarrollo de materiales, en biotecnología y salud, medicina genómica como generadores de nuevos métodos de detección y tratamiento en antiveneno, biotecnología de plantas, ambiental, desnutrición, obesidad y tabaquismo; biotecnología y alimentos.

“Podría desarrollarse un tema de plantas y alimentos. Por ejemplo el Inifpa (Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias), desarrolla muchos temas que tienen que ver con la producción de ornamentales, Morelos ahí tiene la competitividad más alta del país”.

La producción de grana cochinilla al ser un complemento de los alimentos para darle color, como a los embutidos, citó, además de “cosméticos”, puede darle una nueva oportunidad al estado, en lugar de importarla, exportarla en cantidad industriales al mundo.

Morelos aún podría convertirse en una urbe del conocimiento, dijo Tapia. Pero antes debe haber planeación y una razón de ser de cada centro de investigación y no construirlos primero. “Tendremos que copiar el modelo de Singapur al crear la Ciudad del Conocimiento, lo que hace es invertir mucho dinero para tener esas producciones, primero lo hacían con pantallas de plasma, ahora lo hacen con cuestiones distintas”.

Contra la fuga de cerebros

Cecilia Rodríguez González, secretaria de Desarrollo Económico y del Trabajo, precisó que Morelos está por encima de la media nacional (40 por cada 100 mil habitantes) en cuanto al número de investigadores con 110 por cada 100 mil habitantes, y un total de 42 centros e instituciones de investigación y ciencia y tecnología.

La creación de esos centros comienza en los años 80 por el temor del gobierno sobre la “fuga de cerebros”, pues los egresados de las universidades tenían que salir del país para poder producir dada la falta de infraestructura y ante ello se decide financiarles.

“En la actualidad la mayoría de los centros de investigación inventan lo que consideran que es importante, muy válido, pero no lo cruzan con la necesidad de la empresa que pudiera comprarles, entonces es invento algo y luego veo cómo lo comercializo, en lugar desde un inicio ‘a ver empresa qué problema tienes para poder desarrollar esa idea’, que para eso están los centros de investigación”, consideró.

Por ello la eliminación de fideicomisos, que a su vez trajo consigo “acelerar” esa transferencia de conocimiento a través de un pago y que puedan sobrevivir.

“El reto es que en estos 42 centros realmente haya esa vinculación con la industria y que sean ellos los que determinen cuáles son las problemáticas que ellos viven, y dos que se acepte que haya esa trasferencia de tecnología para luego hacer un catálogo y ofrecer. Que sea una investigación dirigida”.

Agonía por falta de recursos

Alejandro Sánchez Flores, presidente de la Academia de Ciencias de Morelos, aceptó que los recortes sufridos en el financiamiento en ciencia y tecnología tiene en un estado “agonizante” al rubro. En Morelos la eliminación de la Secretaría de Innovación generó ausencia de fondos específicos y proyectos que afectan el futuro del estado.

“Primero fortalecer al Consejo de Ciencia y Tecnología acompañado de un gran liderazgo y no encontrarnos con un Consejo más restrictivo y menos operativo que el Conacyt”.

Biomedicina

En el área de Ingeniería en Bioprocesos, Vanesa Hernández, investigadora del IBt reconoció que la biotecnología farmacéutica es hacia donde se debe enfocar el desarrollo de Morelos y también del país, la generación de vacunas, medicamentos como antibióticos, moléculas terapéuticas como insulinas o más actuales como “los anticuerpos monoclonales”.

Estos son utilizados en enfermedades autoinmunes como el cáncer, pruebas de diagnóstico y terapias regenerativas: “Aprovechamos los microorganismos y las células para beneficiar al ser humano, incluso para beneficiar a los animales”.

La medicina tradicional como las vacunas de primera generación “se producían primero teniendo todo el virus atenuado y eso podría generar problemas, una de ellas las alergias”; otros como los antibióticos, la aspirina, se diferencía con los de biotecnología es que estos últimos son más puros en sus componentes, y son mucho más específicos para determinada enfermedad.

“Se producen en mucho menor tiempo, las vacunas biotecnológicas que se produjeron en menor tiempo ayudó a contener la pandemia; se utilizan proteínas”. La vinculación con la industria privada debe ser primordial y con ello la transferencia de conocimiento, opinó la especialista.

Un ejemplo de medicamentos que el Instituto ha producido, dijo, es la eritropoyetina (incrementa los niveles de los glóbulos rojos), un proyecto del doctor Tonatiuh Ramírez, ya se usa en el ser humano. Otro ejemplo, es la producción de kits de diagnóstico de Covid, que también están ya en el mercado.

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