Para Miroslava Cruz Aldrete, el estudio gramatical de la Lengua de Señas Mexicana (LSM), la adquisición de la LSM como primera lengua, y la planeación y ejecución del modelo bilingüe bicultural para la educación de personas sordas en México ha sido un camino complicado, ha tenido que enfrentar diversos retos, pero que a través del aula ha alcanzado una verdadera apertura.
Cruz Aldrete es profesora investigadora de tiempo completo de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), adscrita al Centro Interdisciplinario de Investigación en Humanidades, aunque su carrera comienza mucho antes de ser lingüista, de formación es maestra de Educación Especial en el área de Audición y Lenguaje, fue así como comenzó a trabajar con la comunidad sorda, percatándose que existía una lengua diferente, la lengua de señas mexicana.
Y es que entre 1989 a 1993, mientras se formaba como maestra especialista, no había un reconocimiento sobre el lenguaje de señas; de hecho uno de sus interés, recordó, era rehabilitar a las personas sordas para que aprendieran a hablar en sí, “poco se hablaba de la lengua de señas como tal, había personas que utilizaban algunos gestos y podría utilizarlos para comunicarte pero no se le daba el valor que tenía”.
Al tener alumnos sordos de padres sordos, señaló a El Sol de Cuernavaca, lo que ves es que no son solo señas cualquiera, no es mímica, en realidad se trata de una lengua, esto la llevó a cuestionarse más sobre el lenguaje, “qué es el lenguaje, cómo son las lenguas, cómo se construyen”, lo que se tradujo en que Cruz Aldrete estudiara Neuropsicología Infantil y una maestría y doctorado en Lingüística por El Colegio de México, dedicando su tesis a la gramática de la lengua de señas mexicana.
Precisó que su tesis tiene el objetivo de hablar sobre un reconocimiento sobre la lengua de señas, proponiendo un modelo bilingüe para la comunidad sorda, con la idea de que faltaba una sistematización de la lengua y sobre todo, recalcar que existe una deuda histórica con la comunidad sorda.
“No se ha generado un programa bilingüe que realmente le sirva a la comunidad, que haga que ésta comunidad pueda adquirir otros niveles educativos y aprendan el español como una segunda lengua; por eso me gusta la lingüista en este sentido, entender que pasa con otras lenguas que son diferentes, que son diferentes en el caso de la modalidad porque estamos acostumbrados a lenguas orales pero las lenguas de señas en ese momento no se reconocían, incluso se discutía que no eran verdaderas lenguas, cosa que hemos superado, por lo menos”.
La intención de generar un cambio llevó a la profesora investigadora, Miroslava Cruz Aldrete, ha formar parte de la Secretaría de Educación Pública (SEP), con la idea de que la gramática podía generar recursos didácticos, como ejemplo, sacando el primer diccionario de lenguas de señas mexicana; sin embargo, contó, que se tropezó con otras estructuras, con cuestiones burocráticas, por lo que decidió regresar a las aulas, ahora en nivel superior, donde se encontró un espíritu totalmente diferente, ya que muchos de sus alumnos están dispuestos a aprender la lengua de señas, la gramática y no solo eso sino también hacer un análisis sobre ella.
“Tengo la fortuna de ver que muchos alumnos continuaron con esos estudios y ahora hicieron sus maestrías, doctorados y están haciendo cosas sobre lengua de señas mexicana, si bien se cerró una puerta, se abrió otra”.
“Los textos que yo hago sobre lengua de señas, ahora forman parte de la bibliografía y marco referencial de la misma SEP, una parte que me genera de melancolía, estrés y enojo de decir “yo formó parte de la SEP y no puede o no he podido incidir”, y eso me parece frustrante”.
No obstante, la lingüista sigue trabajando de forma individual los diferentes departamentos de educación especial a nivel nacional, brindando cursos y diplomados, trabajando con los profesores, hablando sobre el modelo educativo bilingüe hacia la comunidad sorda.
Miroslava Cruz Aldrete, expresó que si bien, actualmente se esta viviendo un momento de mayor apertura a la lengua de señas por el espacio que ocupan en los medios de comunicación masivos, y se está observando un empoderamiento de las comunidad sordas donde cada vez existe una mayor demanda para el ejercicio de sus derechos, la crisis educativa ataña a todos, pero en el caso de la comunidad sorda, lo que ha podido contemplar es que no están formando maestros sordos bilingües en español, maestros sordos que podrían enseñar a sus pares y por ende, a los alumnos sordos una reflexión metalingüística no solo para la construcción de la oratoria sino de un texto escrito y que da, sobre todo, estructura al pensamiento y autonomía respecto a su aprendizaje.
La profesora investigadora mencionó a todas aquellas mujeres sordas que están rompiendo estereotipos, sumándose a colectivos que están construyendo un nuevo discurso, que les permita salir de un ambiente de opresión y discriminación con el cual han crecido de manera sistemática, “lo que se necesita es educación, formación y una mayor participación de los colectivos y universidades que deben estar atendiendo las demandas de la población, de toda su población”.