A un día de que las autoridades de educación de Morelos iniciaran el Programa Piloto de Regreso a Clases Presenciales Seguras en 109 centros educativos de la entidad, hay madres de familias que no están dispuestas a permitir que sus hijos vuelvan a las aulas, incluso si ello significa que pierdan el año escolar.
“Yo también preferiría que mi hijo perdiera un año, independientemente de que también está sufriendo estrés en casa y el interés en la computadora no es el mismo que presencial, entonces en ese aspecto sí pensaría bastante no mandar a mi hijo”, relata María Luisa Pérez, madre de un niño de cinco años que estudia el preescolar.
Hasta ahora, el hijo de María Luisa, que estudia en el colegio Teresa Martín, en el municipio de Cuautla, continúa en la modalidad de clases a distancia. Ha sido un año complicado, confiesa su madre, pero considera que es preferible continuar de esta manera que arriesgar la salud de la familia en tanto todos los integrantes estén vacunados contra el virus.
“Lo que les comento en mi casa es que yo prefiero que todos estén vacunados y ya podamos mandar a nuestros hijos un poco más tranquilos, entre comillas, porque la pandemia no va a pasar tan fácilmente”, agregó la madre.
La opinión de esta madre de familia cuautlense es similar a la de muchas otras que han desaprobado el programa piloto de regreso a las aulas en el estado de Morelos, no obstante que el semáforo epidémico se encuentra actualmente en color verde. En algunos municipios, las autoridades de salud también se han pronunciado al respecto:
“Ojalá que vacunaran a los jóvenes de 18 a 39 años antes del regreso escolar, para que la mayoría de los padres, quienes están al cuidado de los niños, estén vacunados”, opinó Iván Valega Ruiz, de la Dirección de Salud en el municipio de Ayala.
En el municipio de Cuautla, las autoridades educativas consideraron dos escuelas para la implementación del programa piloto: las escuelas Lázaro Cárdenas y Benito Juárez. En el primer caso, en Tetelcingo, El Sol de Cuautla pudo constatar que el plantel permanece cerrado, sin actividades estudiantiles dentro de sus muros.
“No lo podemos controlar porque son niños, entonces a mí sí me da mucho temor mandar a mi hijo a la escuela”, dijo María Luisa.
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