Sus hijos construirán la casita de campo que requieren sus padres, los señores Aurelia y Chimino, quienes viven en el campo en la colonia el Pochote, en el municipio de Tlaltizapán, y aclaran que no están abandonados pero los señores se niegan a vivir con ellos en su casa, viven en el campo cuidando los animales y el ganado que tienen.
Llegar hasta donde viven no es fácil, aunque no está muy lejos en auto o camioneta son caminos angostos de terracería, sinuosos, pero favorecido por el agua del canal de riego de Las Estacas, que serpentea desde la colona Alejandra hacia los municipios de la zona sur del estado. A la altura de los campos del Pochote, en una zona despoblada, vive esta pareja que tiene cuatro hijos, uno de ellos se ha hecho cargo de ellos desde que regresó de los Estados Unidos, a donde se fue buscando salir de la pobreza.
Viven en una casita sola, los becerros y el burro en el que se trasporta don Chimino están en el terreno donde estaban justamente limpiando el terreno que les prestaron hace unos años, mismo que ya van a entregar ya que se los pidieron desde el año pasado y no habían tenido tiempo. Aprovecharán parte de los palos y la lámina para las paredes de la casita que les armarán.
Ya cuentan con 16 láminas de asbesto que con toda la cedacería reforzarán las paredes, les harán un cuarto para protegerlos de las lluvias y pondrán otro techo para la cocina, aunque nunca han logrado que usen una estufa ni el baño, por eso les gusta vivir en el campo, dicen un poco apenado pero con sincera.
Uno de los hijos, un tanto lastimado por algunas publicaciones donde hay quienes dicen que tienen a los señores abandonados, nos comparte que hace 12 años les hizo una casa junto a la suya, es un cuarto de seis metros de largo por cinco de ancho y tiene su propio baño, "ahí la pidió mi padre, quien incluso me pidió que tumbara tres huajes que le llevó un mes despalmar y tumbar", y ahí les construyó la casita que nunca han habitado porque no quieren dejar solos a sus animales en el campo.
Aurelia tiene más de 90 años, tiene problemas de cadera y ya no es coherente todo lo que dice; Chimino es un poco más joven y es el que sale a buscar la comida. Reciben su pensión mensual del programa federal y su hijo los apoya con los gastos o cuando se enferman.
Doña Aurelia y don Chimino vienen de una comunidad del municipio de Zapotitlán, en el estado de Guerrero, de donde llegaron hace más de 60 años con sus cuatro hijos a trabajar en el campo, donde había muchos cultivo de arroz, melón y caña de azúcar, lo que les gustó y con los años compraron ese terreno de Huatecalco, que sin duda lo hubieran abandonado si no fuera por sus hermanos, pero así hicieron con su casa en Guerrero.
Nos invitaron a regresar en unas dos semanas que ya tengan terminada la casita visiten y dejean en claro que no están abandonados, pero no los pueden obligar a cambiar la vida que han llevado y donde son felices en el campo junto al canal de Las Estacas.
Doña Aurelia comentó que en su pueblo no hay nada, la gente vive sin ley y aquí hay mucha ley, mucha agua, compró sus vacas, ahí tiene su dinerito y no quieren dejar solos sus animales porque se los roban