La prescripción y el uso desmedido de antibióticos para tratar a pacientes enfermos de Covid-19 empeoró las predicciones que los investigadores habían hecho respecto a que la resistencia microbiana se convertirá en la primera causa de muerte a nivel mundial en el año 2050, por encima del cáncer: la estimación actual indica que esto podría ocurrir en el 2030.
La investigadora del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), Anahí Dreser Mansilla, explicó que la resistencia microbiana es un fenómeno natural, pero impulsado por el uso desmedido de antibióticos y otros medicamentos antimicrobianos. La resistencia causa que los antimicrobianos pierdan su capacidad para curar y aumente la mortalidad por enfermedades infecciosas. Tan sólo en el año 2019, la resistencia de las bacterias a los antibióticos se asoció a la muerte de casi 5 millones de personas en todo el mundo, una cifra que incrementará por el impacto de la pandemia.
“Estamos cada vez más cerca de una crisis global de resistencia. Estudios hechos en Estados Unidos reportan que de los pacientes internados por Covid-19 durante el primer año de la pandemia, entre un 80 y 90 por ciento se les prescribió antibióticos para prevenir la neumonía, pero de estos solo un 8% lo necesitaban verdaderamente. En México estimamos que pasó algo parecido o más”.
Fuera de los hospitales, fueron la ivermectina y la azitromicina, los antimicrobianos que más se prescribieron, pues existieron guías técnicas que al principio recomendaban su uso, “la azitromicina es útil para tratar neumonías e infecciones en garganta por ciertas bacterias, especialmente en personas que son alérgicas a la penicilina. Ahora, ya hay suficiente evidencia que demuestra que este medicamento no es útil para el tratamiento de Covid-19”.
Dreser, destacó que desgraciadamente en México no hay suficientes estudios para saber cómo cambió el uso de antibióticos durante la pandemia, pero el cambio en los niveles de resistencia sí se ha documentado. Un estudio en 46 hospitales de la red INVIFAR vigilando la resistencia microbiana, muestra que el cambio durante el 2020 fue impresionante, cita. “La resistencia incrementó en todas las bacterias estudiadas. Particularmente en el Staphylococcus aureus (bacteria que provoca infecciones en la piel y tejidos blandos y puede pasar a la sangre) la resistencia a la eritromicina pasó del 26 al 46%, debido al uso desmedido de la azitromicina, un antibiótico de la misma familia que la eritromicina”.
En 2018 se publicó la Estrategia Nacional contra la Resistencia Antimicrobiana, misma que contempló la prohibición de vender antibióticos sin prescripción médica, además de programas de vigilancia y mejora de uso de antimicrobianos en el interior de los hospitales, pero éstos se vinieron abajo con el aumento en la demanda de atención por la pandemia. Un estudio realizado por el INSP durante el 2021 sobre Programas de Optimización del Uso de Antibióticos en 40 hospitales encontró que “en el 33%, es decir, un tercio de ellos, todo lo que habían avanzado en vigilar y mejorar el uso de antibióticos lo dejaron, porque tuvieron que abocarse a la atención de pacientes con Covid-19. “
Mejorar la prescripción de antimicrobianos sigue siendo un tema pendiente en el país.