La espera interminable es una constante para los recolectores de basura particulares de Cuautla, quienes ven sus camionetas llenas de desechos durante horas, e incluso días, antes de que se les permita acceder al relleno sanitario La Perseverancia.
"Si llegan a las siete de la mañana, van entrando hasta las cinco o seis de la tarde", lamenta Esther Vidal Huerta, delegada de recolectores y recicladores de residuos sólidos de Morelos de la Confederación de Trabajadores de México (CTM).
Vidal Huerta explica que los camiones provenientes de México, Cuernavaca y otros municipios tienen preferencia para entrar.
"Los de nuestra asociación, La Esperanza, quedan hasta el último. Los sábados cierran a las dos de la tarde y esa basura se queda en las camionetas el sábado y el domingo, lo que causa malos olores y quejas de los vecinos", comenta.
La delegada también señaló que el relleno sanitario tiene puertas cerradas para ellos durante los domingos, agravando el problema.
"La gente se queja del mal olor de la basura, pero no es culpa de los recolectores. No sabemos por qué nos están tratando así", cuestiona la líder de los trabajadores. "No es justo que los que son de Cuautla se queden varados y los que vienen de otro lado pasen", afirma.
Los 28 recolectores de La Esperanza pagan 150 pesos por tonelada para depositar la basura. Vidal Huerta argumenta que es injusto este trato, especialmente considerando que ellos no cobran por recoger desechos dejados en la calle, ayudando así a la ciudadanía y al ayuntamiento.
Estas largas esperas no solo perjudican a los recolectores, sino también a los ciudadanos.
"A veces nos llaman y preguntan por qué no hemos pasado por la basura. El mal del domingo, que se queda la basura, despide ciertos olores y los vecinos se quejan", menciona Vidal Huerta. "Pero, ¿Qué hacemos, si no nos abren el relleno? Pues no podemos entrar".
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