Entre las grisáceas calles de Tetlama, uno de los pueblos más pobres de Morelos, se respira pobreza. El tiradero a cielo abierto que era la fuente casi única de ingresos de la comunidad dejó de funcionar hace tiempo y la marginación fue aún peor. En medio del desasosiego, la exploración de una veta de oro y plata en el Cerro del Jumil, y el proyecto para explotarla de la empresa minera Esperanza Silver de México, abrió una posibilidad de desarrollo.
La empresa presentó un proyecto de extracción que se funda en las recomendaciones de la Organización de las Naciones Unidas para una minería sustentable, que forma parte de la Agenda 2030, un conjunto de políticas económicas y sociales para el desarrollo económico con respeto al medio ambiente y las comunidades. Sobre ese proyecto empezaron a trabajar desde hace un par de años que iniciaron los estudios de factibilidad, de explotación, y la obtención de permisos para destinar una inversión superior a los nueve mil 500 millones de pesos en los próximos diez años.
Desde enero de 2020, unas semanas antes de que la pandemia aletargara los procesos gubernamentales y económicos de todo el estado, Esperanza Silver informaba a través de su vocero, Ricardo Sierra, que el proyecto se proponía como un “Nuevo Modelo de Minería Social y Ambientalmente Responsable… único en el sector minero al promover el desarrollo comunitario sustentable. En cuyo modelo empresarial, el respeto a los derechos humanos, los temas sociales y de protección ambiental, asumen un papel preponderante… el Proyecto Esperanza cuenta con planes de: Gestión Social, Gestión Ambiental, Gestión Cultural y Gestión Económica”, que se ajustan a la agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas.
En el libro blanco “Cartografía de la minería en relación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, establece que, para erradicar la pobreza, la minería puede pagar impuestos y regalías, desarrollo de la proveeduría local, refuerzo de cadenas de valor locales, promoción del empleo inclusivo, preservación del acceso a la tierra mediante la recuperación total de las comunidades reasentadas. Y demanda la conservación y reciclado del agua, controlar la calidad del agua, y la gestión de los recursos hidráulicos; mejorar la eficiencia energética e incorporar energías renovables, además de informar a la ciudadanía sobre las oportunidades y limitaciones.
"La subsidiaria Álamos contempla que tendrá un impacto los próximos 10 años, lo que convertirán a la zona en un polo de desarrollo económico, que atraerá otras inversiones, siempre bajo el modelo de Minería Social y Ambientalmente Responsable".
Además, entre los proyectos está el heredar, al término de la vida útil del proyecto, a la población un parque ecoturístico temático que será administrado por los mismos pobladores, a quienes se les ha informado sobre los permisos que la empresa tiene. "Al final, las comunidades cada vez tienen un mayor consenso para llevar adelante el proyecto, al conocer los beneficios que tendrán y particularmente, en el contexto de la pandemia del Covid-19".
Mientras tanto, la empresa Esperanza Silver de México, mantiene estrecha colaboración con los habitantes de la comunidad en distintas actividades de desarrollo comunitario y, paralelamente, continúa con la realización de distintos estudios técnicos para presentar la evaluación de impacto ambiental, ante la autoridad federal competente.
Entre otras tareas en el 2020, la empresa apoyó a la comunidad de Tetlama en las labores de limpieza y mantenimiento del único pozo de agua que tiene la comunidad, siendo esta la primera ocasión que se le ha realizado este tipo de trabajo al pozo. En esta actividad Esperanza Silver de México proporcionó el personal técnico, el equipo especializado y los materiales necesarios para la limpieza y mantenimiento del pozo de agua y por su parte la comunidad contribuyó con los aspectos de organización comunitaria para concretar esta labor.
También contribuyó a la reparación el transformador de energía eléctrica del pozo de agua, esto debido a una descompostura que sufrió el transformador a consecuencia de una fuerte descarga eléctrica. En este caso, los integrantes del Comité de Agua de Tetlama, después de acudir a distintas dependencias públicas para solicitar ayuda en la descompostura del transformador, finalmente contaron con el apoyo de Esperanza Silver de México. Sobre esta situación, en su momento los propios integrantes del Comité de Agua ofrecieron una conferencia de prensa para informar sobre la reparación del transformador de energía eléctrica.