“Jugaron los políticos con la sociedad”

El párroco Tomás Toral habla de la convulsión social que vive Morelos, de la esperanza en el nuevo gobierno y del papel de la Iglesia para humanizar a la población

Emmanuel Ruiz

  · viernes 3 de agosto de 2018

Tomás Toral se puso frío cuando el obispo le dio la noticia: ante la inminente salida de Luis Millán como vicario general, el segundo cargo más importante en la Diócesis de Cuernavaca y cuyo titular asume las funciones del obispo cuando éste se ausenta, fue elegido para convertirse en su sucesor. Tomás, entonces, recordó aquel día en que el párroco de su natal Acatlipa, comunidad perteneciente a Temixco, le pidió ayuda en la iglesia. Tenía entonces 10 años de edad.

-¿No quieres ayudarme en la iglesia? -le preguntó el sacerdote.

-Pero no sé tocar las campanas -respondió aquel niño.

-No te preocupes, yo te voy a enseñar.

Ese fue un momento muy importante. Siempre lo recuerdo, y a partir de ahí mi vida estuvo siempre en la Iglesia

Tomás Toral tiene hoy 46 años y se prepara para un nuevo reto. A sólo unas horas de despedirse de Tenextepango, el pueblo en el que se desempeñó como párroco por más de dos años, ha guardado todas sus pertenencias en una maleta, varias cajas y un humilde par de bolsas negras. Aunque la gente suele usarlas para la basura, era todo lo que él tenía a la mano.

Para todos los de afuera parece que éste es un cargo muy importante, para mí simplemente es un servicio más y con alegría lo voy a hacer. Sé que se espera mucho de este servicio, la sociedad muchas veces espera mucho, pero tengo la confianza de que lo que de mí se espera, es que siga siendo lo que soy: un pastor

EL CAMINO HACIA LA VICARÍA GENERAL

Tomás Toral fue ordenado sacerdote en 1999 y ha prestado su servicio en varias partes del estado, principalmente en la capital. Fue párroco por casi nueve años en Tlaltenango, en la parroquia de Nuestra Señora de los Milagros. Posteriormente fue trasladado a la parroquia de La Sagrada Familia, también en Cuernavaca. Antes de ser enviado a Tenextepango, un pueblo bronco, de tierra caliente, ocasionalmente manchado de sangre por el carácter violento de sus hombres, se desempeñó como director espiritual en el Seminario Diocesano de San José.

Cuando me mandaron aquí me dijeron que me había portado mal y que me estaban castigando. Ahora que me voy a Cuernavaca dicen que me están premiando. Pero son visiones, perspectivas. Para mí es lo mismo servir aquí en Tenextepango que siendo vicario general

Durante dos años, Tomás Toral trató de organizar a la población de Tenextepango, el valle que se abre entre los cerros de Ciudad Ayala, para aumentar la asistencia a las misas y mejorar la coordinación entre los grupos pastorales. Esté o no relacionado con su trabajo en la parroquia y las 16 capillas del pueblo, en los últimos dos años la comunidad ha vivido un periodo de tranquilidad que, a su vez, ha permitido el crecimiento de la comunidad pastoral.

Sin vanaglorias ni nada, la gente dice que la asistencia a las misas aumentó en sumo grado

“LA POLÍTICA HA JUGADO CON LOS SENTIMIENTOS DE LA SOCIEDAD”

Licenciado en Teología por la Secretaría de Educación Pública (SEP), Toral Nájera habla fluidamente sobre cualquier tema, aunque reconoce que el terreno que más se le dificulta es la política. Para él, como para casi cualquier mexicano, los resultados de las elecciones del 1 de julio han puesto en evidencia el hartazgo de la gente hacia los partidos políticos de siempre, lo que también se puede traducir en un aire de esperanza que, no obstante, hay que observar con mucho cuidado.

Me cuesta mucho trabajo y lo siento a veces como un obstáculo, porque hoy la política ha jugado con los sentimientos de la sociedad. Tenemos una esperanza, pero quién sabe; vamos, como dicen; a esperar

LOS AUTODEFENSAS

Hablando de temas sociales, es inevitable abordar la situación actual de Morelos, que atraviesa por una etapa de transición de gobierno que ha desembocado, sobre todo en la región de Los Altos, en el surgimiento de grupos de autodefensa y la muerte de un hombre colombiano a manos de un grupo de habitantes de Tetela del Volcán.

La Iglesia no puede estar nunca a favor de la violencia, de donde venga, porque esto nos puede confundir a veces. Autodefendernos porque nadie nos defiende, y llegar a la violencia, eso la Iglesia jamás lo va a sostener, y yo creo que al final la Iglesia tendrá que ir dando respuestas en el proceso de que las mismas personas vayan encontrando una vez más su humanización

Antes de Tenextepango, Tomás Toral no estaba acostumbrado a tratar con la clase política. Fue aquí, en este pueblo políticamente dominado por algunos líderes campesinos, donde tuvo que aprender a lidiar con ellos, siempre observando sus acciones a distancia.

Aquí es donde vine a tener relación con los políticos, y es un poco como a tientas, porque sé que ellos, conforme ayudan al pueblo, lo ayudan a lo mejor de manera bien generosa, pero también con miras a algo más, a las elecciones, a un cargo público, es de las cosas que más me cuestan

EL PAPEL DE LA IGLESIA

Tomás Toral se define como un hombre que prefiere observar antes de actuar. Fue lo que hizo al llegar a Tenextepango y confía en que esa capacidad le permita desempeñar un buen papel al lado del obispo Ramón Castro Castro, un hombre que, por otro lado, ha participado en varios movimientos sociales y, más allá de su trabajo como evangelizador, se ha convertido en un actor más de la historia política y local reciente.

La Iglesia debe tener un papel protagónico, es un actor importante en la sociedad, no en el sentido único, pero sí favorable para la feligresía y la vida de fe, para el ser humano en sí. La Iglesia necesita decir una palabra que viene del Señor, porque nos sentimos así, llamados por él