Investigadores del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) preparan una segunda fase en la regulación del uso de antibióticos en el país, ya que, a pesar de que desde hace 11 años existe la medida, no se ha logrado erradicar la automedicación de dicho producto que, ante un mal manejo, crea una resistencia microbiana en el organismo de cualquier ser humano, logrando que ante ciertas infecciones los medicamentos ya no realicen su función de combatirlas.
A pesar de que desde el año 2010 se aprobaron diversas reformas en materia de salud para regular el uso de antibióticos, la automedicación sigue persistiendo en la población, que, por una parte se incentiva por la cultura mexicana y por otra las debilidades que existen en los profesionales de la salud en cuanto a la prescripción de este tipo de medicamentos, refiere la investigadora Anahí Dreser, del Instituto Nacional de Salud Publica (INSP), quien adelanta que ya se prepara una segunda fase que tiene que ver con este punto.
“En ese primer momento, antes de 2010, el 40 por ciento de los antibióticos se vendían sin receta médica, pero también vimos que era un problema que la gente se auto medicaba con algunos como ampicilina, amoxicillina, y de cuando revisamos las recetas vimos que del lado de la prescripción también había otro problema”.
La investigadora del INSP confirmó que la iniciativa para regular la venta de antibióticos en el país nace de la inquietud por resolver un problema de salud pública, en el cual nadie prestaba atención.
“Lo que seguimos haciendo tiene que ver una segunda parte del problema, ya solucionamos el problema de la venta de antibióticos sin receta pero autos tenemos el problema de la prescripción que no siempre es la adecuada, lo estamos viendo ahora con el caso del Covid que hace más difícil una buena prescripción médica”.
En colaboración con la Organización Panamericana de la Salud el instituto impulsa un programa de optimización en el uso de microbianos, a fin de que en las consultas de primer nivel y en los hospitales haya una mejor prescripción médica.
Un error evidente es que los profesionales suelen recetar antibióticos de “amplio espectro o conocidos como de tercera generación es el caso de la ceftriaxona, y aquí es importante mencionar que si debe haber una consulta, una receta médica pero también resolver el problema de la prescripción inadecuada”.
Reconoció que si bien el consumo de antibióticos ha tenido una disminución pasó del 40 al 36 por ciento, es decir que este 12 o 14 por ciento menos no se compara con el 38% que reportó Chile.
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