Se los puede ver en los lugares de siempre: en la esquina de la terminal de los autobuses Oro, rondando la alameda o tirados sobre una banqueta del centro histórico. Sin un espacio en el cual ser resguardados, los indigentes de Cuautla enfrentan la cuarentena de la misma forma en que han afrontado siempre la cotidianeidad: en la calle.
De acuerdo con personal del Sistema Municipal para el Desarrollo Integral de la Familia (SMDIF) de esta ciudad, los indigentes que viven en las calles de Cuautla han sido apoyados con despensas en medio de la crisis causada por el Covid-19; sin embargo, el municipio carece de un albergue en el que puedan ser resguardados en la cuarentena.
Los indigentes que vemos en Cuautla no son necesariamente personas que hayan vivido aquí. De hecho, en años pasados las autoridades han reconocido que la mayoría son trasladados desde otras regiones, principalmente de los estados de Puebla, el Estado de México y la Ciudad de México.
Hacia finales de 2018, este municipio era el segundo con la mayor cantidad de indigentes en el estado, sólo después de Cuernavaca. En aquel momento, los habitantes alertaron sobre un aumento notable en la cantidad de personas que deambulaban en las calles, en harapos y en más de una ocasión con actitudes violentas.
Y aunque durante esta contingencia su salud podría ser más vulnerable, al exponerse a un posible contagio sin la protección adecuada, se trata de personas cuyo modo de vida siempre ha representado un riesgo para sí mismos, debido a la falta de higiene y la ingesta de alimentos en mal estado.