Huexca, el elegido

Una consulta definirá el destino de los habitantes de este pueblo, que desde hace varios años se opone a la termoeléctrica

Emmanuel Ruiz

  · viernes 22 de febrero de 2019

La consulta que se realizará este fin de semana definirá el futuro de un pueblo que se ha opuesto a que la termoeléctrica se eche a andar / Gude Servín

Hay pueblos que pueden dividirse en un antes y un después. Santa Cruz Huexca, en el estado de Morelos, es uno de ellos: en 2011, un terreno de este lugar fue uno de los tres principales candidatos para la construcción de una central de ciclo combinado por parte de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), un complejo de turbinas y torres que generaría electricidad para todo el estado. En aquel momento, la CFE descartó a Cuautla y Yautepec por ser localidades más pobladas. Huexca, a pesar de estar en la zona de riesgo del volcán Popocatépetl, es una población pequeña. Nadie se esperaba lo que ocurriría después.

Santa Cruz Huexca

A 35 kilómetros del volcán Popocatépetl, la gente de Santa Cruz Huexca se gana la vida sembrando sus tierras y cuidando de sus animales. Los más jóvenes acuden a alguna de las tres escuelas que hay en la localidad: un preescolar y una telesecundaria que se encuentran 300 metros de la termo, y una primaria. Para seguir estudiando, los adolescentes tienen que salir del pueblo todos los días, desde muy temprano, a alguna de las preparatorias de Cuautla, la ciudad más cercana, aunque no muchos tienen las posibilidades para hacerlo.

"La mayoría sale de la secundaria y se va a trabajar, porque aquí la economía es muy difícil, no da para que te vayas a estudiar a otro lado, y los que tienen a sus hijos estudiando es porque emigraron a Estados Unidos y tuvieron que dejarlos para pagar sus colegiaturas; otros tienen sus vaquitas y de ahí va saliendo, pero le sufren mucho", explica Teresa Castellanos, una mujer de 42 años, que, en los últimos siete, se ha convertido en la principal opositora del pueblo a la planta termoeléctrica.

Para Castellanos Ruiz, el cambio que ha sufrido la comunidad desde que llegó la termoeléctrica ha sido eminentemente social, pues la gente se ha dividido entre quienes desean que empiece a funcionar para que la tarifa de luz baje y quienes temen lo peor: los ductos que acarrearán el gas desde el estado de Tlaxcala fueron colocados en zonas habitadas de varios municipios, dos de ellos (Yecapixtla y Temoac) en la zona de riesgo del volcán Popocatépetl.

Gumaro Pérez cree que va a morir pronto. A sus 69, este agricultor sólo se arrepiente de una sola cosa: cuando los trabajadores preparaban el terreno para la termoeléctrica, Genaro fue por barro para su casa. Era gratis, pero siete años después, considera que hubiera sido mejor no hacerlo.

Como él, otros abuelos han seguido los pasos de sus hijos en un movimiento que cuenta con el apoyo de científicos, investigadores, colectivos de derechos humanos y organizaciones civiles de todo el país. Todos coinciden en alertar sobre el peligro de echar a andar una termo en una época en que el mundo se inclina al uso de energías renovables. Pero el gobierno, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, optó por decidirlo en una consulta.