El colapso de uno de los muros del restaurante La Pastora, ocurrido este 11 de septiembre, puso en evidencia el deterioro que están enfrentando las construcciones históricas de Cuautla durante esta temporada de lluvias.
Se trata de edificaciones con siglos de historia, testigos mudos de algunos de los acontecimientos más importantes que han tenido lugar en el municipio, entre ellos la lucha por la Independencia de México.
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Para muchos de nosotros, entregados a la cotidianidad, este muro, ubicado sobre la calle Esperanza de la Generala, podría no haber tenido gran relevancia. Pero para quienes conocen la historia de Cuautla se trataba de una pieza de gran significado, ya que fue la primera imagen que Félix María Calleja vio al llegar al pueblo en 1812.
“La Pastora es un emblema de nuestra historia, un lugar que guarda en sus muros las memorias de la lucha por la Independencia”, explica el cronista e investigador Óscar Apáez Godoy, quien agrega que, en aquel entonces, la villa de Cuautla iniciaba justo en los muros de lo que hoy conocemos como La Pastora, hechos de adobe, el material que prevalecía en las construcciones de esa época.
Cuautla era, entonces, una villa muy pequeña. Comenzaba ahí y terminaba a la altura del panteón municipal
De acuerdo con el investigador, la importancia de La Pastora radica en que sus vestigios, aunque están parcialmente ocultos entre las construcciones modernas, son un testimonio de los eventos históricos que marcaron la ciudad a través de distintas épocas, incluyendo aquella en que operó como la fábrica de alcohol “El tequipano”, utilizando el excedente de caña de azúcar de los cultivos de la zona.
“Desde mediados del siglo pasado ha sido un referente del paisaje urbano local. Lo que crecimos a partir de 1950, e incluso antes, la reconocemos como parte esencial del entorno”, dijo Apáez.