Hasta en su muerte protesta

Lamentan el fallecimiento del dirigente comunitario

Rosaura Hernández

  · jueves 2 de agosto de 2018

“Él fue la semilla, pero el fruto sigue” / Rosaura Hernández

El último acto de protesta de Romualdo Ixpango no lo hizo él, sino sus amigos y familiares. Por casi una hora, el féretro en el que yacía su cuerpo recorrió las calles de su natal Tepalcingo y se detuvo frente a la Presidencia municipal, donde varios líderes sociales, con quienes hizo equipo en varias ocasiones, exigieron justicia.

Al filo de la tarde, en una tierra por la que ya no podrá luchar ni defender, sus restos fueron sepultados en el cementerio municipal de Tepalcingo. Un minuto de aplausos no bastó a las más de 500 personas que acompañaron a darle el último adiós a quien fuera el presidente estatal de la Unión de Trabajadores del Campo (UTC). Pese a la tristeza de los familiares y amigos, el sentido de lucha y rebeldía se sentía en la misa y su entierro, algunas personas no dejaban de llorar, otras narraban algunas hazañas hechas en vida de Romualdo Ixpango, todos coincidían en lo mismo: él era un hombre de “huevos”, un hombre de lucha y un amigo.

En la Casa del Peregrino, en la cabecera municipal, inició la misa de cuerpo presente en punto de 16:00 horas, con presencia de líderes campesinos, del transporte, asociaciones civiles y políticos de Morelos y el Estado de México. Romualdo “se manifestó”, en silencio, sin moverse, sin versé, pero él estaba ahí y sus enseñanzas también.

Decenas de flores antecedían su camino mientras música de banda acompañaba a los dolientes; en la Presidencia municipal, los líderes, familiares y amigos se pronunciaron en contra de su asesinato, dejaron en claro que con esto sólo acabaron con en el hombre y con el cuerpo, mas no con la lucha. La familia se limitó a dar declaraciones, pidieron respeto al momento, pero lo que sí dieron a conocer es que se asegurarán que las investigaciones se hagan, se terminen y las sanciones se cumplan. Quizá realicen manifestaciones, es algo que aún no deciden.

Con lágrimas en los ojos, Florencio Ixpango Merino, presidente de la Unidad de la Fuerza Indígena (UFIC), dio el último adiós a su hermano; frente a los asistentes, habló sobre su niñez y su desarrollo personal, agradeció la asistencia de las personas y aclaró que su muerte no quedará impune.

“El Gobierno no quiere luchadores sociales porque nos quiere agachados, hoy exigimos al Gobierno federal y estatal justicia”, expresaron.

Él fue la semilla, pero el fruto sigue, decían. La despedida fue emotiva. Pese a la distancia, la gente llegó todos aseguran motivados por despedirse de un amigo y un compañero quién se caracterizó por ser humilde y trabajador.

A sus 47 años, Romualdo Ixpango Merino fue asesinado, por más de tres días su familia lo buscó y lo encontró. Con la UTC, recorrió gran parte del territorio mexicano, Tamaulipas, Tabasco, Campeche, San Luis Potosí, Estado de México, Guerrero; en este último, su organización es hermana de otras que han sido encargadas de crear partidos políticos sociales.

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