Habitantes de Anenecuilco recuerdan a sus seres queridos

Mantienen viva la tradición de despedir a sus difuntos en el panteón antiguo

Emmanuel Ruiz / El Sol de Cuautla

  · sábado 2 de noviembre de 2024

Familias de Anenecuilco decoran las tumbas de sus seres queridos con flores, veladoras y ofrendas personales. / Emmanuel Ruiz / El Sol de Cuautla

Sobre la calle Emiliano Zapata, a unos pasos de la casa que vio nacer a Emiliano Zapata en 1879, se encuentra el panteón municipal de Anenecuilco. Lleva el nombre del santo patrono del pueblo, San Miguel Arcángel, y cada 2 de noviembre recibe a cientos de personas que llegan a decorar las tumbas de sus seres queridos antes de que regresen a sus tumbas. Se trata de un acto casi solemne, que permite a los pobladores volver a conectar con sus difuntos, casi como si estuvieran presentes.

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"Yo soy de aquí, vengo a visitar a mis familiares, que son mis abuelos, mis bisabuelos, mi mamá, mi hermano, y pues nada más a ellos y a mi papá, que está por allá, por aquel lado", dice Ana Bertha Franco, habitante de la localidad, al salir de la capilla tras la misa que acaba de oficiarse.

Algo se nota de inmediato al entrar al panteón de Anenecuilco. En este cementerio, el más antiguo de los dos que existen aquí, las familias verdaderamente decoran las tumbas. Las llenan de pétalos de cempasúchil y de otras flores, de veladoras, comida e, incluso, de juguetes y dulces.

La tumba de un niño de 10 años, fallecido en 2022, destaca del resto por la manera en que fue decorada por su familia, con los juguetes con los que se divertía en vida, sus golosinas favoritas y una torta envuelta en una servilleta blanca. Afuera, ninguna vendedora vende tortas, por lo que seguramente se la prepararon en casa.

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La Serpiente Emplumada

Mientras Francisca Serrano, una vendedora de flor de cempasúchil, cuenta lo bajas que han estado sus ventas este año, debido a la sobreproducción de la planta a nivel local, suelta también los detalles de una leyenda regional: en la capilla, la gente del pueblo asegura haber visto una serpiente emplumada.

"Se la ha visto del lado de los nichos", relata Francisca.

Fuera de la capilla, Bertha ofrece más detalles sobre esta historia:

"Hace muchos años, cuando recién habían hecho la escuela, fue cuando dijeron que había una serpiente emplumada y que esa era la que andaba debajo del panteón. Muchos aseguran haberla visto y dicen que se comía los pollos".

Francisca Serrano, una vendedora de flor de cempasúchil, cuenta lo bajas que han estado sus ventas este año. / Emmanuel Ruiz / El Sol de Cuautla