Si no fuera por Gustavo Andrew Cuéllar, los árboles del parque ubicado fuera de la secundaria Antonio Caso, en la colonia Cuautlixco, ya se habrían secado. Gustavo Andrew es médico radiólogo, jubilado del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y tiene 69 años, pero ni el trabajo ni la edad le han supuesto un pretexto para dejar de cuidar de este espacio, ya que nadie más, excepto su hijo, lo hace.
“Lo más frecuente que puedo. No le voy a decir que diario, y menos con la pandemia, porque ahorita estamos en la tercera oleada, así que nos hemos retrasado un poquito, pero sí lo más frecuente que podemos. Hemos comprado diablos. Tenemos una manguera en la casa que llega hasta la parada del camión, para regar el jardín, pero es un problema extenderla y volverla a enrollar, así que mejor compramos unos diablos y unos recipientes para poderlo regar con esos botes”, explica.
El parque está ubicado a un costado de la parada de autobuses de afuera de la secundaria. Hará unos 17 años que este lugar era un baldío que los vecinos utilizaban como basurero y tiradero de perros y gatos muertos. Cuando, junto con su hijo, decidió cambiar la suerte de este lugar ambos tuvieron que darle sepultura a varios de esos animales, actividad que han tenido que repetir en los años siguientes, pues la gente insiste.
“Cuando es posible mandarlos a otro lado los mandamos, pero cuando ya el perro está todo inflado, que ya no se puede mover, lo enterramos aquí mismo, porque ni modo de dejarlos tirados”, dice.
Hará unos 17 años cuando Gustavo padre y Gustavo hijo sembraron los primeros árboles. Ante la falta de un lugar de esparcimiento en la zona, la ilusión era que los niños y vecinos tuvieran un parque en el cual jugar y sentarse.
“Apenas lo habíamos terminado de hacer y se les ocurrió hacer la parada de autobuses, y nos destrozaron el parque”, recuerda el médico.
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