En la soledad del panteón municipal de Cuautla se escucha, a lo lejos, el peculiar sonido de una escoba. Nos acercamos y se trata de Don Crispín, un vecino de Cuautla de más de 80 años que, dice, cada 15 días viene al céntrico camposanto a darle aseo a las 12 tumbas donde reposan los restos de sus familiares.
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El trabajador jubilado tiene tiempo para acudir frecuentemente a la última morada de sus padres, hermanos, sobrinos y demás familiares políticos que han perdido la vida.
Tengo 12 tumbas y a todas les vengo a dar mantenimiento cada 15 días porque uno se preocupa por sus familiares, busco no tenerlos en el abandono para que no estén entre la hierba y se conserve limpia su última moradaDon Crispín, vecino de Cuautla
En la sección donde lo captamos acababa de barrer la tumba de su padre y de un sobrino, y luego hizo lo mismo sobre la lápida de uno de sus hermanos con casi 30 años de fallecido.
Don Crispín comenta que la gente, en su mayoría, suele visitar a sus familiares sólo en Día de muertos: “Quizá muchos no vienen porque viven lejos o porque simplemente no se preocupan por las tumbas de sus familiares donde descansas sus restos”, agregó.
De la misma forma asegura que el panteón luce sucio y con mucho escombro en varias de las secciones en que está dividido: “Considero que es culpa más de la administración que no mantiene limpio este lugar porque no pone a trabajar a su gente para que se mantenga limpio como debería ser, el panteón está muy descuidado”.
Secuelas del sismo de 2017 en Cuautla
También lamenta que luego del temblor del 2017 hay una zona que no se ha reconstruido, pues el sismo de ese entonces derrumbó también gran parte de las bardas perimetrales, las cuales ya fueron reconstruidas.
“Lo que no se ha hecho es aquella zona a un costado de la capillita donde se ven todavía las vigas que colocaron para apuntalar el techo y muros que medio se derrumbaron, ahora están ya muy podridas y son un peligro para quienes pasamos por ese lugar”.
Sin embargo, a Don Crispín no parece afectarle que otros no hagan su labor de respetar las tumbas de sus familiares, ya que él cumple su deber como hijo, hermano y tío al no faltar a limpiarlas.
Y en esos momentos de soledad en el que se encuentra aseando las tumbas, reconoce que llega a platicarcon sus difuntos al venir a su mente los recuerdos de cuando estaban en vida.
“En lo personal vengo desde temprano para que no nos afecte tanto el sol, y en este momento de soledad, se nos salen las palabras para platicar por algunos momentos con ellos, es una manera de mantenerlos vivos en nuestro recuerdo”.