POR LIC. SAMUEL HERNÁNDEZBELTRÁN
Día 11: En comunicado del26 de febrero de 1812 de Calleja al Virrey, encontramos un párrafoque confirma que el general español sabía la importancia deacabar con Morelos.
“De Cuautla depende en miconcepto nada menos que el acabar con el único cuerpo fuerteinsurgente que sostiene a todos los demás, el que anima a lostímidos y el que hace que salgan los ocultos, por esto esindispensable destruir a Cuautla”.
Calleja da noticias en estecomunicado de la proximidad de un enemigo igual de temible queMorelos: “La estación de lluvias avanza y sino aprovechamos lospocos días que nos quedan, se nos vendrá una campaña desastrosa,capaz de acabar con los ejércitos, que es lo peor que puedesucedernos”.
Para esta fecha Calleja informaal Virrey que ha dado la orden de destruir una columna decaballería insurgente que intercepta correos y convoyes,comisionando para tal efecto al Tte. Coronel José MaríaEchegaray: “A las nueve y media de esta noche llegó a este campoel capitán D´José Acha con 200 voluntarios y lanceros escoltandoun convoy de víveres e informó con noticia cierta de 9 mil 100caballos insurgentes que formaban un cordón en los pueblos deHueyapan, Totolapan, Achichipico, hasta los de Ocuituco yJumiltepec, con el objeto de interceptar correos y convoyes alabrigo de la sierra. Hice salir ayer para Ozumba al Sr. Coronel DonJosé María Echegaray, con 450 caballos a fin de que asegure dearmas y municiones que VE me remite y que tanto nos perjudicaríaperder.
El mismo día 26 de febrero,Calleja amenaza al Virrey con levantar el campo de Cuautlixco ycontramarchar hasta Ozumba, si cuanto antes no se le enviaban másvíveres, pues los que tenía sólo son los necesarios para cincodías, que se reducirán a tres días al racionar las tropas delseñor Llano, se queja Calleja de que tampoco tiene la tesoreríade su ejército un sólo Real para el pago de sushombres.
Al principio de la operaciónsobre Cuautla se pensó en que el aprovisionamiento del Ejércitoera presa fácil que podían realizar los arrieros contratados,pero cuando se advirtió que la primera remesa de víveres cayó enpoder de una partida insurgente se tomaron algunasprecauciones.
El Virrey quería con mucharazón que del ejército sitiador saliesen las tropas necesariaspara establecer una línea de comunicación, y los indispensablesservicios de escolta; pero el general en jefe como de costumbre, seopuso a esta medida para evitar la dispersión de sutropa.
“Estoy (decía) sobre unenemigo muy superior en número, que exige muchavigilancia”.
Ni teniendo tampoco, por suparte, fuerzas de línea de que echar mano, acudió el Virrey alhacendado D´Gabriel de Yermo, para que le ayudase con las que éltenía reclutadas entre los sirvientes de sus haciendas, y comoeste acaudalado español no ambicionaba otra cosa que el rápidoaniquilamiento de la revolución, gustoso se prestó a todo, noobstante los cuantiosos gastos que tenía que hacer.
Dio, pues, Yermo la orden a sussirvientes armados para que escoltasen los convoyes desde Chalcohasta Cuautla.
