Para la Organización de las Naciones Unidas (ONU) la felicidad es una meta humana fundamental; sin embargo, está seriamente amenazada ya que el camino hacia la misma requiere de valores fundamentales como la amabilidad y la compasión.
La felicidad es un término muy amplio y de variadas definiciones, pero desde la psicología consiste en parte en ser consciente de que ser feliz es una experiencia interna, subjetiva y relativa.
“La gente sabe cuándo es feliz y cuándo no lo es, no existen requisitos previos para ser felices pues dos personas no tienen que ser felices por las mismas cosas o razones, ni en las mismas condiciones y circunstancias; tiene que ver con la satisfacción de conseguir aquello que queremos y que aparecen como nuevas metas, por lo tanto la felicidad es temporal hasta que aparece algo nuevo que queremos alcanzar o tener”, señaló la psicóloga Jacqueline Ortega Cristobal.
De esa manera se manifiesta la sensación de bienestar, cuando se alcanzan los deseos o propósitos; sin embargo, la felicidad puede verse deteriorada cuando nos enfrentamos a frustraciones en el intento por lograr lo que se quiere. Otra manera es cuando se toma conciencia acerca de los estados de ánimo y hacía qué o quién se dirige el objetivo para conseguir la felicidad.
Pero también es importante tomar en cuenta cómo cada persona define la felicidad, la importancia que le dan a cada cosa para experimentarla, “pero hay que tener cuidado porque hay muchos estereotipos acerca de la felicidad y corremos el riesgo de dejarnos llevar por ellos, y por lo tanto nos sentiremos infelices cuando no logramos sincronizar nuestras sensaciones con lo que los demás dicen y que se debe experimentar para ser feliz”.
La psicóloga y docente de nivel medio superior dijo que por eso es importante aprender a desarrollar las habilidades socioemocionales, identificando qué sentimos, cuándo, dónde y por qué; por ejemplo, saber qué nos pone de buen humor y qué no lo hace, toda vez que el humor es una de las formas en que se puede manifestar un estado de felicidad cuando los pensamientos y conductas en consonancia con la situación o estado de ánimo que se está experimentando será lo que llevará a la continuidad y perpetuidad de ese estado de felicidad.
“Pero al contrario, cuando la percepción de control personal resulta en una relación inversa entonces nos podemos sentir desilusionados, nuestros pensamientos pasan a ser negativos independientemente de si lo que ocurre a nuestro alrededor amerite o no sentirse así”.
Los estados de ánimos negativos o el mal humor y el poco conocimiento de la propia inteligencia emocional conllevan a que en determinados aspectos de la vida aparezcan estados de ánimo negativos y que van a ejercer gran influencia en la experimentación del bienestar. Se presentan pensamientos y conductas entre lo personal y lo social que hacen ruido y que no te permiten sentirte a gusto ni con uno mismo ni con los demás o con el mundo.
“Sentirse feliz y satisfecho puede llevarnos a sentirnos más a gusto con nosotros mismos, con nuestra capacidad para controlar lo que sucede al alrededor y con las perspectivas que tengamos del presente y del futuro”.
En la psicología positiva, Martín Seligman dijo en 2002 el bienestar es más que sonreír y sentirse bien, haciendo referencia a que la vida es placentera cuando maximizamos las emociones positivas.
De acuerdo a Jacqueline Ortega, en el proceso de alcanzar la felicidad aparecen las emociones de aceptación y compromiso, es decir, cuando se logra tener la habilidad de vivir aquí y ahora como un ser humano consciente que cambia y persiste en su conducta y su forma de ser siguiendo sus valores, el compromiso con ellos y de sus acciones en la dirección que nos marcan los mismos, será una parte clave para alcanzar la felicidad.
“La felicidad no tiene nada que ver con cantidad, no es cuantificable en mucho, poco o nada, lo que sí es un hecho es que todos los humanos la tenemos en nuestras vidas de una u otra manera, y como ya lo dijo Pablo Neruda; 'Algún día, en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo y esa sólo puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas'”.
La ONU busca el bienestar a través de su conmemoración
En el 2012 la Asamblea General de la ONU decretó en la resolución 66/281 que el 20 de marzo se celebra el Día Internacional de la Felicidad, esto para reconocer la relevancia de la felicidad y el bienestar como aspiraciones universales de los seres humanos y la importancia de su inclusión en las políticas de gobierno. La resolución reconoce además la necesidad de que se aplique al crecimiento económico un enfoque más inclusivo, equitativo y equilibrado, que promueva el desarrollo sostenible, la erradicación de la pobreza, la felicidad y el bienestar de todos los pueblos.
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